No cabe duda de que este verano será diferente por la pandemia que se vive en todo el mundo. Los viajes al extranjero, en general, los guardaremos en un cajón y a cambio tiraremos de tren, coche o autobús para escaparnos alguno de tantísimos rincones encantadores de España. Los que tienen casa o conocidos en la playa seguramente ya tengan la toalla y la protección solar preparadas, pero ¿y los que de toda la vida han visitado sus pueblos y se han refrescado en el río? El Csic no lo ve muy seguro.
No son pocas las personas que en cuanto pueden dicen eso de “me voy a mi pueblo”. Es una cosa muy de España y la mejor vía de escape especialmente para los que viven demasiado lejos de la costa. En su mayoría, las zonas rurales multiplican su población por dos, como mínimo, en temporada alta.
Pues bien, malas noticias. Este año no solo no habrá fiestas en los pueblos, sino que tampoco se recomienda bañarse en ríos, lagos y pozas. El estudio que lo desaconseja ha sido llevado a cabo por el Csic (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), que ha analizado cómo se comporta el coronavirus en estos espacios de agua dulce.
En el caso de piscinas y playas, la conclusión es que, siempre y cuando se deje la debida distancia de seguridad, no hay riesgo de contagio ya que se produce “a través de secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona”. En cambio, en el caso de ríos, charcas, etc, la supervivencia del SARS-CoV-2 es superior porque hablamos de agua sin tratar, “especialmente las pequeñas pozas donde la dilución es menos efectiva”, concreta.
Las piscinas, por el contrario, se depuran y se miden los niveles, y este verano además se impondrán medidas de aforo y de limpieza continuada. En las playas, por su parte, el Csic informa de que, a pesar de haber un estudio que lo confirme explícitamente, en principio los investigadores piensan que la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta y el calor tanto en el agua como en la arena “son favorables para la inactivación de los agentes patógenos”.
En general, un factor muy determinante es el trato conveniente de las aguas residuales. No sería la primera vez que se detecta material genético de SARS-CoV-2 en una planta depuradora. Ocurrió en los Países Bajos, como detectó su instituto de investigación de aguas KWR, aunque la institución advirtió entonces de que, en principio, el riesgo es ínfimo. En eso coinciden los científicos del Csic y la Universidad de Valencia, que después de analizar varias plantas de depuración concluyeron que son eficaces en la eliminación del virus.
También la temperatura es determinante en este sentido. El informe del Csic que va a determinar qué haremos y no haremos este verano menciona un estudio de 2009 publicado en el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI) que dice lo siguiente de los coronavirus: “Su inactivación en el agua fue altamente dependiente de la temperatura, el nivel de materia orgánica y la presencia de bacterias antagonistas”. Y especifica: “En agua corriente, los coronavirus se inactivan más rápido en agua a 23ºC (en unos 10 días) que en agua a 4ºC (> 100 días)”.
“Además de respetar la distancia en el espacio exterior al área de baño, es recomendable el control del número de bañistas para no sobrepasar los límites de precaución sobre la posible contribución a la carga viral presente en esos cuerpos de agua”, ha dicho el Csic sobre ríos, lagos y pozas. Pero lo mejor, especialmente en el caso de la población vulnerable, es resistirnos al habitual chapuzón y recurrir, si se puede, a la piscina o la playa en su lugar.