La bajada de temperaturas es uno de los cambios más bruscos a los que se expone nuestro organismo en el invierno. Manos, cabeza, cuello y pies deben estar bien protegidos porque son algunas de las zonas más alejadas del tronco (donde se concentra el riego sanguíneo para mantener los órganos internos) y expuestas a los agentes externos. Son muchas las personas a las que les cuesta horrores entrar en calor porque sus pies siempre están helados. Hemos reunido algunos trucos de andar por casa para mantenerlos calentitos todo el día. En cualquier caso, si el frío persiste también en épocas más cálidas, se debería consultar con un especialista para descartar otras dolencias como la enfermedad de Raynaud.
Es muy importante mantener los pies aislados de las bajas temperaturas y para ello es primordial utilizar zapatillas de estar por casa de lana o con borreguito en su interior, y calcetines de fibras naturales. El material con el que esté elaborada la calceta será clave para mantener una temperatura idónea. La lana es el material estrella del invierno, no solo porque incrementa la temperatura, también mantiene a raya la humedad. El algodón no es el más apropiado porque absorbe humedad. Por otra parte, si eres una persona que padece hiperdrosis (sudor excesivo) deberás cambiarte en varias ocasiones a lo largo de la jornada.
Botas de agua y nieve
Además, es conveniente secarlos muy bien después de la higiene diaria, y mantener su piel bien seca. Por otra parte, es recomendable el uso de zapato holgado y adecuado dependiendo de los agentes externos como la lluvia o la nieve. Asimismo, es conveniente secarlos bien antes de volver a usarlos.
El gesto parece inevitable, pero no pongas los pies directamente en las fuentes de calor porque puede afectar a la piel. Es recomendable hacer baños de agua tibia (hidroterapia) y masajearlos para activar el riego sanguíneo.
Si pensabas que un café calentito contrarresta la sensación de frío, sentimos defraudarte porque la cafeína provoca justo el efecto opuesto: comprime los vasos sanguíneos y limita la capacidad del cuerpo para entrar en calor. Las infusiones, los productos descafeinados o un buen caldito pueden ser una alternativa perfecta. Asimismo, los lácteos aumentan la sensación de frío.
Una buena hidratación y alimentos que contengan vitaminas C, E y K y magnesio, además de aceites vegetales y frutos secos son buenos aliados para el organismo. Nutricionistas y endocrinos nos aconsejan equilibrar la dieta con vegetales, pero nada de ingerirlos crudos ni fríos. Se recomienda el uso de especias como la canela, cúrcuma, jengibre, pimienta de Cayena o curry, para multiplicar la frecuencia cardíaca.
Actividad diaria
La mejor forma de mantener los pies calientes se logra procurando el gasto energético mediante el ejercicio físico. Los expertos aconsejan hacer deporte a diario, incluso de manera moderada (andar durante una hora), para favorecer la circulación y evitar la pérdida de calor.
Cuando no logras subir la temperatura de tus pies y la situación es también una constante en épocas cálidas, deberías visitar a tu médico. Varias dolencias importantes, como los problemas de circulación, la enfermedad de Raynaud, lupus, hipotiroidismo, fibromialgia o ateroesclerosis, tienen entre sus síntomas más característicos tener los pies constantemente fríos.