Los flotadores gigantes están de moda. Solo hay que echar un vistazo a Instagram y podremos comprobar cómo famosos y anónimos presumen de disfrutar recostados en unicornios, flamencos, pavos reales, donuts y hasta un yate hinchable (con capacidad para seis personas) que está arrasando este verano. Pero cuidado, los responsables de Protección Civil, Salvamento Marítimo y la Cruz Roja son tajantes con este tipo de juguetes veraniegos: son un peligro en el mar porque no son elementos de seguridad, sobre todo en el caso de los niños, ya sea en el mar o en la piscina.
El uso de tablas de natación o churros solo está permitida en piscinas de 1,40 metros de profundidad y siempre bajo la vigilancia de adultos. Tampoco se permiten el uso de manguitos y burbujas en vasos de 50 centímetros, solo en aquellas instalaciones donde los niños hagan pie y siempre bien controlados, así como hinchables, incluidos flotadores de rosca o balones, ya cualquier persona que se tire sobre el juguete cerca del borde de la piscina puede rebotar golpeándose contra el bordillo o el fondo.
Los expertos de la Federación Española de Salvamento Marítimo y Socorrismo son contundentes en este sentido: este tipo de juguetes "nunca deben usarse en el mar", ya que la corriente los puede llevárselos mar a dentro y debido a las corrientes provocar un accidente que ponga en serio peligro a los usuarios, sobre todo si se trata de niños. Asimismo, se debe estar muy atento porque los pequeños pueden terminar dormidos encima de estos juguetes sin que los adultos se percaten, con el consiguiente peligro para sus vidas.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda que los niños aprendan a nadar lo antes posible, no confiar en los juguetes acuáticos, pues no son elementos de seguridad, y mantener la vigilancia sobre ellos en todo momento. Asimismo, aconsejan una serie de consejos básicos que nos pueden ayudar a evitar males mayores en el periodo vacacional:
Ya sea en la piscina o en la costa, debemos disfrutar de las horas de nado cerca de la presencia de un socorrista. Existen muchas playas en España que todavía no cuentan con estos servicios, así como piscinas de comunidades de vecinos con menos de 30 vecinos que no tienen la obligatoriedad de contar con su presencia.
Respetar las banderas porque están ahí por algo. Antes de meternos en el agua debemos avistar la bandera más cercana para saber si es aconsejable o no el baño. El color verde nos indica que el mar está tranquilo y el rojo, todo lo contrario, mientras que el amarillo nos avisa que debemos ser cautos, sobre todo con los menores.
El pasado 28 de julio un joven de 25 años falleció tras saltar al agua desde una altura de 30 metros en el pantano de Entrepeñas (Guadalajara). Los médicos advierten del enorme riesgo que supone saltar en pantanos, embalses, piscinas o el mar, ya que puede provocar lesiones graves en la columna o la muerte. La mayoría de las ocasiones no podemos saber la profundidad de la zona y las aguas turbias impiden comprobar la presencia de rocas o de otras personas nadando. En las piscinas sucede lo mismo, si no lo haces con cuidado puedes golpear a otro bañista con consecuencias nefastas.
Por último, es importante pedir ayuda si no somos capaces de salir de agua por nuestros propios medios, además de mantener la calma. Según la OCU, nunca nadar contra la corriente. "Es conveniente ponerse de espaldas e impulsarse sólo con las piernas, en paralelo a la playa", señalan. Y, por supuesto, nunca meternos en el agua después de haber bebido alcohol, ya que una percepción deteriorada del medio y de su entorno nos puede pasar una mala jugada.