Para la doctora Carmen González, jefe de Servicio Corporativo Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, esta apreciación debería ser matizada. "Quizás deberíamos decir que orinamos más veces. Posiblemente el frío pueda influir en el mecanismo del vaciado y llenado de la vejiga", comenta esta experta, basándose en el análisis observacional de los pacientes que acuden a las consultas urológicas. "No creo que el frío influya de manera importante, lo que sí puedo decir es que cuando uno tiene una infección urinaria o un malestar, el frío no favorece la curación, pero no es la causa principal", puntualiza.

El frío, aliado de las infecciones urinarias

Los cambios de temperatura estacionales suponen un factor de riesgo para desarrollar infecciones en las vías urinarias, lo que coloquialmente conocemos como cistitis. Sin ser un elemento categórico, las bajas temperaturas no son el escenario ideal para padecer estas infecciones – en muchos casos, repetitivas si no se tratan adecuadamente –, sobre todo en mujeres, que entre los 20 y los 60 años son más proclives a padecerlas.

"Las bacterias de la vejiga encuentran, quizá, alguna alteración en la pared influenciada por las temperaturas bajas (me atrevo a decir que más en mujeres), que deriva en una mayor frecuencia en invierno", señala.

Más cólicos nefríticos, en verano

Por el contrario, la especialista de la Asociación Española de Urología llama la atención sobre los poco favorecedores efectos del calor, que provocan una disminución de las micciones, lo que puede conllevar efectos perniciosos en el organismo.

"Es más frecuente la aparición de cólicos de riñón en verano, quizá por fenómenos de deshidratación. Si no tenemos una ingesta adecuada de líquidos, las temperaturas altas obligan al riñón a guardar líquidos y, por lo tanto, la orina está más sobresaturada y favorece la aparición de estos episodios", afirma.

Consejos para mantener los riñones sanos

Los urólogos y nefrólogos nos previenen sobre el cuidado de nuestro aparato urinario a lo largo de toda nuestra vida. Entre las recomendaciones más importantes a tener en cuenta: beber un mínimo de litro y medio de agua al día y saber orinar.

"Aconsejamos que la ingesta líquida, estoy hablando de agua, se haga en pequeñas cantidades para tener una buena hidratación a lo largo de todo el día". También nos recomienda evitar las comidas picantes o muy especiadas, así como los excitantes y el alcohol, y apostar por una alimentaciónn variada. "La dieta mediterránea es la más idónea para tener una buena salud de la función renal en su conjunto", subraya.

Necesitamos más educación miccional

La doctora González hace especial hincapié en la escasa educación que recibimos en cuestiones urinarias. "Hay problemas en el organismo que vienen de una mala dinámica de micción. Sobre todo en las mujeres. Debido a la capacidad de nuestra vejiga, no tenemos la necesidad de orinar hasta pasadas muchas horas y solo lo hacemos dos o tres veces al día. Eso no es bueno para nuestra salud. Puede derivar en infecciones urinarias e incluso incontinencia", concluye.