Once años de la gran nevada en Madrid del 2009: las instantáneas de Cibeles, el Prado y el Retiro completamente blancos
Una borrasca fría desplomó el termómetros a valores bajo cero y la nieve cuajó durante al menos dos días
Ha pasado más de una década, pero nadie la ha olvidado. Veníamos de una segunda mitad de la Navidad bastante fría, marcada por una invasión de aire frío continental, muy seco, pero también especialmente persistente. Durante varios días, los termómetros se mantuvieron a raya no solo en Madrid sino en todo el interior con máximas que apenas alcanzaban los 5 grados y mínimas claramente bajo cero. Fueron los ingredientes ideales para la gran nevada, que llegó de la mano de una potente borrasca mediterránea. Esta interactuó con el aire frío acumulado días atrás y nos cruzó de este a oeste cubriendo la capital con una capa de hasta 15 centímetros de espesor en pleno centro.
A 3ºC bajo cero durante todo el día
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Fue, como suele decirse, una nevada de libro y de las que se veían venir teniendo en cuenta las bajas temperaturas y el arranque de un invierno frío, en general. La nieve estaba asegurada y era cuestión de horas que arrancara a nevar en la capital ya que los copos visitaron innumerables capitales de provincia del centro, este y sur, como Toledo, Cáceres o Cuenca. Cuando la borrasca alcanzó Madrid, la temperatura se mantuvo en valores negativos y así aguantó durante la madrugada y buena parte del día. Aquel 9 de enero, el valor medio no superó los 3 o 2 grados bajo cero en pleno centro de la capital. Gracias ello, pudimos ver trapear en Madrid como no sucedió desde la famosa nevada del 23 de febrero de 2005.
Nevó durante prácticamente toda la jornada aunque el grueso de la nevada se produjo en las horas centrales del día. Comenzó a caer a primeras horas, pero fue entre las once de la mañana y las dos de la tarde cuando los copos alcanzaron un tamaño considerable y generaron innumerables problemas de tráfico en los accesos al centro y también en las carreteras de circunvalación a diferencia de otros puntos del norte de la región donde la nevada, que también cayó, alcanzó menos intensidad. Esto sucedió porque entró por el este de la región y el Sistema Central actuó de pantalla reteniendo la nevada en todo el sur, sureste y centro de la Comunidad impactando de lleno la capital.
Una estampa difícil de repetir
No es una situación muy frecuente pero sí es de las ideales para ver nevar con ganas en Madrid: una borrasca que hace un recorrido inverso al habitual, entrando por el este bien cargado de humedad del Mediterráneo y dirigiéndose al oeste peninsular. Así ocurrió y se encontró con el frío acumulado durante varios días. Gracias a esa persistencia de la masa de aire frío pegada al suelo, la nieve permaneció cuajada al menos dos o tres jornadas. Al coincidir con un viernes, los madrileños pudieron disfrutar de aquella nevada durante todo el fin de semana. En áreas más despejadas de contaminación, como la Casa de Campo o el céntrico Parque de El Retiro pudieron verse estampas ya muy poco habituales, más propias de otras décadas.
Cabe recordar que pocas veces se da esta situación. Son las llamadas 'borrascas frías' que vienen de sur o de este. En ellas, la situación geográfica de Madrid y su orografía juegan a favor de la nieve en la capital y que la Sierra atrapa esa nubosidad y la retiene sobre aquellas zonas donde normalmente no suele nevar con tanta intensidad. Y, Madrid, vivió dos nevadas en dos años consecutivos en estas circunstancias. Fueron las últimas grandes nevadas coincidiendo prácticamente en fecha: enero de 2009 y enero de 2010. Ambas dejaron estampas como la que nos dejó imágenes para el recuerdo de aquel 9 de enero.