La nube de cenizas y dióxido de azufre (SO2) del volcán La Soufrière no ha atravesado finalmente nuestro país como se temía, pero ha seguido su rumbo y llega ya hasta Egipto después de recorrer casi 9.500 kilómetros.
El pasado 8 abril, el volcán La Soufrière despertó en la isla de San Vicente y las Granadinas, en el Caribe. Desde entonces, se han registrado cenizas a 8 km de altitud y la nube de gases generada ha conseguido atravesar el Océano Atlántico y todo el norte de África.
Inicialmente, se estimó que los vientos podrían arrastrar el penacho de SO2 hasta las Canarias y posteriormente la Península Ibérica, pero el seguimiento desde el Observatorio de Izaña (a 2.400 metros sobre el nivel del mar), en Tenerife, ha descartado la presencia del gas.
“Según informa la delegación de Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias se esperan precipitaciones en el archipiélago a partir de esta tarde (13 de abril). Esta circunstancia junto al hecho de que las emisiones volcánicas más intensas tanto de cenizas como de gases se producen generalmente en las fases iniciales de la erupción, la probabilidad que las emisiones del volcán La Soufrière puedan afectar a Canarias es pequeña. No obstante se mantiene una vigilancia permanente”, comunicó el observatorio el martes.
En San Vicente, las calles y la colorida vegetación de Kingstown se tiñeron de un apagado color a hollín y ceniza. El humo y el peligro de nuevas erupciones volcánicas obligaron a evacuar a miles de personas y el tráfico aéreo tuvo que ser cancelado en varias islas.