El verano es la estación en la que más se dan las granizadas porque es cuando se dan los ingredientes necesarios: por un lado, episodios de temperaturas muy altas y, por tanto, acumulación de calor, y, por otro, entradas de aire muy frío. Cuando los dos tipos de masas se juntan, desencadenan estas tormentas.
Cuanto mayor es el contraste de temperatura entre ambas masas de aire, más nos acercamos a la posibilidad de que una granizada acabe descargando. Y, en nuestro país, con una orografía tan montañosa, la altitud contribuye a la formación de estas grandes tormentas, más habituales en Pirineos, Sistema Ibérico, Central y, más esporádicamente, en otros puntos de las mesetas o del Mediterráneo, donde la gota fría es una bomba de relojería.
Se trata de un cóctel meteorológico que se cumple estos días a pesar de estar en primavera. El calor superior a los 35ºC en el sur, y a los 30ºC en todo interior que hemos tenido estos días no se esperaba al menos hasta junio, cuando arranca el verano meteorológico (día 1), pero las altas presiones se han instalado sobre la Península y esto está contribuyendo a recalentar la superficie.
Entre el lunes y el miércoles de esta semana, la última de mayo, un pequeño embolsamiento de aire frío se ha descolgado sobre nuestra geografía y va a contrastar mucho con el calor acumulado en el suelo. Al ascender el calor, se mezclará con este fresco y dará lugar a nubes de tormenta de mucho desarrollo vertical. Será sobre todo por la tarde.
¿Cómo se forma el granizo?
La formación del granizo es una señal clara de que en la atmósfera la situación está muy revuelta, con una temperatura muy baja en las capas altas.
Para que se forme, son necesarias las nubes de tormenta, es decir, cumulonimbos que crecen en forma de grandes algodones hacia arriba, en vertical. Dentro de ellos, y de forma constante durante la tormenta, el aire cálido y húmedo sube y baja rápidamente de la parte baja, la base de la nube, a la parte alta.
Ese aire forma gotitas de agua que al tocar techo, la parte más alta del cumulonimbo, se congelan a valores siempre por debajo de -50ºC. Pueden ser inclusive más frías esas temperaturas, lo cual es determinante para el tamaño de las piedras de hielo que es lo que, en realidad, son los granizos.
Las piedras de hielo ascienden y descienden dentro de la nube, y en ese sube y baja van creciendo porque se adhieren a ellas nuevas gotas de agua que engordan el tamaño del granizo.
Sin embargo, llega un momento en que acaban cayendo por su propio peso. Pesan tanto que las corrientes de aire no pueden sostenerlas y caen a plomo. Es entonces cuando tiene lugar una granizada.
¿Y por qué se forma tan grande?
Cuanto mayor es la inestabilidad, más grande es el granizo que va a caer sobre nosotros. ¿Cómo lo sabemos? Es muy fácil saber el grado de inestabilidad, entre otras cosas, porque cuando el granizo tiene un tamaño considerable, se parte al impactar contra el suelo.
Igual que las capas de una cebolla o el tronco de un árbol, que nos indica su edad, un corte transversal del hielo o simplemente una piedra de granizo facturada nos permite saber de cuántas capas se compone. A mayor número de capas, mayor inestabilidad.
Y hay que tener en cuenta que, desde que cae de la nube hasta que impacta, la bola de granizo pierde hielo. Eso significa que en la nube es mucho más grande. En julio de 2017 una granizada hizo historia en la localidad de Rubielos de Mora, que pidió declararse zona catastrófica por al coste que suponían los destrozos en coches y tejados causados por estos 'proyectiles' de hielo.
Granizadas históricas en España
Junto a la tormenta del 23 de julio en Teruel, cabe destacar un auténtico récord alcanzado en la provincia de Toledo. La localidad de Madridejos asistió al apocalipsis en julio de 1952. Los granizos alcanzaron el medio kilo de peso. Cayeron como auténticas bombas.
Madridejos no queda muy lejos de Kansas en 1970, cuando se pesaron granizos de hasta 700 gramos con un tamaño que superó el de una bola de golf.
El pedrisco más grande no es ni europeo ni americano
Pero, el pedrisco más grande del mundo no es español, tampoco europeo ni americano. Las piedras de hielo más grandes han caído en Asia, por ejemplo, el 4 de abril de 1986, una tormenta en Bangladesh descargó granizos individuales de poco más de un kilo.
Otras fuentes actualizadas consideran que el granizo de EE UU está por encima, ya que el 22 de junio de 2003 en Nebraska, las piedras de granizo llegaron a pesar algo más de un kilo y un tamaño de 18 cm de ancho y 48 cm de largo.
Es obvio que estas tormentas suponen un grave riesgo para la salud de las personas. Tanto es así que el 30 de abril de 1988, la localidad india de Miramabad registró la tormenta de granizo más mortífera hasta la fecha, con 246 personas muertas por el impacto de estos auténticos trallazos.
*Imagen: Weather.com