¿Se comporta igual el coronavirus en todas las partes del mundo? ¿Cómo inciden la temperatura y la humedad en su propagación? Estas son algunas de las cuestiones a las que los científicos tratan de encontrar una respuesta, ya que existen muchas dudas sobre la estacionalidad del Covid-19. Las hipótesis que avalan una menor transmisión en primavera y verano se basan principalmente en dos factores puramente ambientales como son el aumento significativo de las temperaturas y de la humedad relativa, típicas de esta época del año.
Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Sydney, publicada en Transboundary and Emerging Diseases, ha hallado una relación entre menos humedad y un aumento de casos positivos autóctonos. El equipo liderado por el profesor Michael Ward descubrió que una disminución de un uno por ciento en la humedad podría incrementar el número de contagios en un seis por ciento.
"Es probable que estemos ante una enfermedad estacional que se repite en periodos de menor humedad", señala el experto australiano. Esto explicaría que el invierno, una época en la cae la incidencia de la humedad tanto en el exterior como en el interior de las casas y edificios, sea la de mayor virulencia del Covid-19.
"Cuando se trata de clima, encontramos que una humedad más baja es el principal impulsor aquí, en vez de temperaturas más frías", señaló Ward. "En el hemisferio norte, en áreas de menor humedad o durante los periodos en que está más baja, puede haber un riesgo incluso en verano. Por lo tanto, hay que mantener la vigilancia", añadió el profesor.
Distintos estudios anteriores a este confirmaron una mayor transmisión de los virus en el aire más seco. Asimismo, en un ambiente sin apenas humedad relativa se reduce la capacidad de defensa de los cilios de las vías respiratorias frente a las partículas víricas y también merma la respuesta del sistema inmunitario.
Una investigación de la Universidad de Yale ya apuntó a principios de abril en este sentido. "Cuando el aire más frío del exterior con poca humedad se calienta en el interior, la humedad relativa del aire baja alrededor de un 20%. Este aire libre de humedad proporciona un camino claro para las partículas virales como el SARS-CoV-2", señala Akiko Iwasaki, inmunobióloga y autora del análisis.
Experimentos con ratones muestran como los infectados con virus respiratorios transmiten fácilmente partículas virales a través del aire a huéspedes no infectados en ambientes de baja humedad. Asimismo, los roedores que se encontraban en una humedad relativa del 50% fueron capaces de eliminar el virus inhalado y generar respuestas inmunológicas.
Sin embargo, Iwasaki recuerda que la capacidad de transmisión de persona a persona o a través del contacto con superficies contagiadas no desaparece en ningún momento del año, por eso la necesidad de lavar las manos con frecuencia y mantener el distanciamiento social son medidas indispensables se viva en un lugar frío o cálido.
A estas primeras observaciones se sumará próximamente los resultados del trabajo conjunto entre los servicios meteorológicos e hidrológicos de España, Argentina, Cuba, Curaçao, Perú y Venezuela. El objetivo primordial de este comité es generar información científica sobre los "potenciales efectos de las variables atmosféricas en el desarrollo de la pandemia para proporcionar información útil a los ciudadanos y responsable de la toma de decisiones".
Este foro meteorológico aportará datos significativos de 20 países que engloban los dos hemisferios, por lo que se obtendrán índices de estacionalidad que ayudarían a entender el comportamiento del patógeno en distintas circunstancias meteorológicas.
Por otra parte, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Estatal de Metorología (Aemet) trabajan conjuntamente en un proyecto que arroje luz sobre la influencia de la meteorología y la contaminación atmosférica en la incidencia y propagación del coronavirus.