El Mediterráneo será la zona cero del calentamiento global. Solo pensarlo da miedo, pero el estudio de la red Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change (Mediterranean Experts on Climate and Environmental Change MedECC hecho público este jueves en el Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM) en Barcelona presenta un panorama sombrío si no atajamos esta realidad. Las temperaturas en estas regiones van a aumentar más que en el resto del planeta provocando sequías más pronunciadas, falta de agua y un aumento de un metro del nivel del mar Mediterráneo. España está en el centro del ojo del huracán del cambio climático que afectará, en esta zona crítica a 500 millones de personas. El mundo empieza a movilizarse, la pregunta ahora es si no lo hemos hecho tarde.
Ya estamos notando cómo los brotes de medusas se han visto favorecidos por el aumento de la temperatura del agua, lo que ha convertido a esta especie en una plaga. La invasión de mosquitos tigre también se han convertido en una noticia recurrente y la inseguridad alimentaria puede dejar de concentrarse en casos aislados, porque la calidad de los cultivos y la pesca se notarán. Lo mismo ocurre con el impacto de la calidad del aire y la escasez de agua.
Los problemas los vamos a notar en el día a día, fundamentalmente en la salud. Las enfermedades y muertes relacionadas con el calor serán más frecuentes, especialmente en las ciudades por el llamado efecto de isla de calor urbana, las enfermedades provocadas por la falta de agua, el deterioro de la calidad del aire y el suelo aumentarán, con el impacto notable en la agricultura. Las alergias al polen se expandirán y los problemas respiratorios y cardiovasculares generarán más muertes y no solo por la contaminación. Los desequilibrios regionales en la seguridad alimentaria y la dependencia de la importación de alimentos van a aumentar.
El coordinador del MedECC, Wolfgang Cramer, ha alertado de que habrá efectos negativos en la salud humana, así como un incremento de la pobreza relacionada con la falta de agua potable y de comida, lo que pueden incrementar las crisis sociopolíticas que generan migraciones.
Se trata del primer estudio sobre el impacto del cambio climático en la región mediterránea, y su coordinadora, Semia Cherif, ha alertado de que si se da un escenario en el que los gases de efecto invernadero sean altos, a finales del año 2100 el aumento de la temperatura podría llegar a los 5 grados centígrados, mientras que solo subirá un grado si se reducen las emisiones. El aumento de la temperatura regional será de 2.2 °C en 2040, posiblemente superior a 3.8 °C en algunas regiones en 2100. En gran parte de las grandes ciudades de la zona de Europa, Oriente Medio y África, el mes de verano más frío del futuro será más cálido que el mes más caluroso de la actualidad.
Las precipitaciones en verano disminuirán entre un 10 y un 30%, según el área. Los eventos extremos (olas de calor, sequías, inundaciones e incendios) se volverán más frecuentes. Y eso, aterrizado en la vida de los ciudadanos significa que los riesgos para todas las personas que viven en la costa aumentarán porque podrán enfrentarse a marejadas ciclónicas, inundaciones y hundimientos locales de la tierra. Las migraciones humanas, no se descartan ya.
Qué decir del aumento de la temperatura del mar. Ya lo notamos incluso cuando vamos a la playa. La temperatura superficial ha aumentado recientemente en aproximadamente 0.4 °C por década. Las proyecciones para 2100 varían entre + 1.8 °C y + 3.5 °C en promedio en comparación con el período comprendido entre 1961 y 1990. Y mientras la acidificación del agua de mar aumenta, con todo lo que ello conlleva. El peso medio de los peces se reducirá casi a la mitad en 2050. Otro dato. La pérdida de ecosistemas ha provocado que el 41% de los depredadores desaparezcan.