Últimamente lavar el coche no es una opción. Las lluvias que se están produciendo de manera puntual con el paso de frentes atlánticos llegan cargadas de polvo, concretamente de polvo del Sáhara, que se deposita en forma de barro. Esto, lejos de ser puntual, es cada vez más frecuente por el cambio climático.
Los profesores Antonio Gil Olcina y Jorge Olcina Cantos, de la Universidad de Alicante, han recalcado en una segunda edición de su Tratado de Climatología el aumento de episodios de lluvias de barro en el área mediterránea española. Cada vez hay más depresiones aisladas o ‘gotas frías’ en el entorno de la Península Ibérica más cercano al norte de África, y esto está provocando que llegue de manera más frecuente la arena del desierto sahariano.
Los vientos recogen partículas de arena en el Sáhara y las transportan en la atmósfera superior hacia Europa. Es algo habitual, aunque no con la frecuencia y la intensidad que se dan estas irrupciones en los últimos años. La tendencia ha sido creciente desde 1990. En lo que va de 2021, sin ir más lejos, se han dado lluvias de barro ya en cinco ocasiones en la Comunidad Valenciana, cuando lo normal eran dos anuales, puntualizan los investigadores.
“Resulta evidente que ese aumento de los episodios debe responder a una mayor ocurrencia de las situaciones de intensa insolación y convectividad en las regiones fuentes del Sahara, así como a una mayor frecuencia de las situaciones sinópticas favorables al transporte de las partículas de tierra hacia latitudes más septentrionales del norte de Europa y concretamente de las advecciones de aire sahariano”, decía un estudio anterior en el que participó Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.
Las épocas más favorables para que se desarrollen estos episodios son el final del invierno, la primavera y el otoño, cuando la atmósfera está más ‘movidita’ en latitudes medias, explica Olcina.
“La estación con mayor número de días al año en España con lluvias de barro es la de Menorca, con 14 días. La estación de Melilla, más cercana al norte del Sahara, las recibe un número medio de 12 días al año, inferior al de Menorca, al ser menos frecuentes las precipitaciones”, publica ‘La Opinión de Murcia’. “La estación peninsular con mayor frecuencia de lluvias de barro es la de Murcia, con 10 días, contrastando con la cercana estación de Almería, con tan solo la mitad de lluvias de barro, 5 días. La frecuencia de las lluvias de barro es ligeramente más elevada en el sureste de la comunidad de Castilla-La Mancha, en el suroeste andaluz, así como en las comunidades valenciana y catalana, con valores entre 6 y 8 días”.
Las precipitaciones con barro rebajan la acidez de la atmósfera, aspecto que es positivo para la mejora de la calidad del aire pero que resultan llamativas porque “ensucian” las superficies donde se depositan, ha publicado EFE.
También hemos visto en las últimas semanas cómo las micropartículas han cubierto la nieve de Pirineos, lo cual reduce su albedo (nivel de reflectividad de los rayos solares) y acelera el deshielo.
Los días 5 y 6 de marzo todavía tendremos algo de polvo en suspensión sobre todo en el este peninsular, y las precipitaciones con barro serán probables en zonas aisladas del interior peninsular, así como Baleares, Comunidad Valenciana, área del Estrecho y Melilla, aunque el viernes serán más probables en Extremadura, Andalucía occidental y, de nuevo, el Estrecho. Durante el fin de semana una borrasca fría aislada ayudará a desplazar la masa de polvo.
*Previsión de intrusión de polvo en Europa hasta el sábado por el centro Barcelona Dust