Durante la primera mitad de la semana, las lluvias han sido torrenciales en zonas de Alaska. Tanto, que varias comarcas han superado sus récords anteriores de acumulación de lluvia en 24 horas. Esto ha dado lugar a inundaciones y deslizamientos de tierra que han abierto el suelo, dejando estampas apocalípticas, desde carreteras literalmente rotas hasta porches de viviendas hechos pedazos.
Entre 125 y 230 litros por metro cuadrado cayeron en tan solo 24 horas, entre el martes y el miércoles en Juneau, Pelican, y Skagway, tres ciudades de Alaska. Se trata de récords históricos, puesto que superan los anteriores registros de lluvias más cuantiosas.
Como era de esperar, esto ha dejado escenarios catastróficos, desde ríos de lodo entre las casas, trozos de tierra que se han venido abajo o carreteras con fracturas por doquier, hasta personas evacuando sus casas en botes entre las inundaciones. Hay al menos 6 desaparecidos. Cuatro de ellas, en la localidad de Haines, también muy afectada.
Aunque las lluvias son frecuentes en esta época del año en el sureste de Alaska, las condiciones que han favorecido el reciente desastre han sido muy inusuales. Generalmente, la corriente en chorro del Pacífico circula de oeste a este, con alguna ondulación. Sin embargo esta vez la ondulación fue extraordinaria. Al toparse con una dorsal anticiclónica en la costa oeste de Estados Unidos, circuló hacia el norte hasta llegar a Alaska.
Allí, arrastró un río de humedad que propició las terribles lluvias. Y a esto hay que sumar un noviembre con más precipitaciones de lo habitual, con el suelo estaba bastante saturado cuando el temporal azotó Alaska.
El Servicio Meteorológico Nacional ha pronosticado más precipitaciones hasta el final de la semana, por lo que se está aconsejando a los vecinos –especialmente los que viven cerca de ríos y arroyos– estar preparados por si hubiera que evacuar nuevamente.