Esta inmensa tormenta de arena engulló el pasado domingo la ciudad china de Dunhuang en la provincia de Gansu. El muro de polvo, que superó los 100 metros de altura, es un fenómeno relativamente habitual en esta región del norte del país próxima al desierto del Gobi. Las redes sociales se llenaron de las espectaculares imágenes al instante.
En pocos minutos, la nube tiñó de amarillo las calles y redujo la visibilidad a pocos metros. La policía china tuvo que intervenir con controles en la entrada de las autopistas hasta que la tormenta de arena se disipó con las horas.
El desastre ha ocurrido tan solo unos meses después de la peor temporada de tormentas de arena en Mongolia y China en una década, que se cobró la vida de varios pastores y su ganado. La nube de polvo incluso llegó a Beijing, a más de 900 km de distancia.
"Las tormentas de arena y polvo generalmente ocurren cuando los fuertes vientos levantan grandes cantidades de arena y polvo de suelos secos y desnudos a la atmósfera. Por lo general, son causados por tormentas eléctricas, o fuertes gradientes de presión asociados con ciclones, que aumentan la velocidad del viento en un área amplia. Estos fuertes vientos levantan grandes cantidades de arena y polvo de suelos secos y desnudos a la atmósfera, transportándolos a cientos o miles de kilómetros de distancia", explican desde la Organización Meteorológica Mundial (OMM).