Un incendio forestal es aquel en el que el fuego que se extiende de forma descontrolada en una zona forestal o silvestre: lo que lo distingue de lo demás es su amplia extensión, la velocidad con la que se propaga, su potencial para cambiar de dirección inesperadamente y su capacidad para superar obstáculos como carreteras, ríos y cortafuegos. Se trata, por tanto, de fenómenos de alta peligrosidad, tanto para la vida de las personas como para la supervivencia de la fauna y flora afectadas. ¿Cuáles son las causas de los incendios forestales y cómo podemos evitarlos? ¿Qué condiciones meteorológicas propician estos incendios?
Los incendios forestales pueden generarse por distintas causas, algunas de ellas por acción directa del hombre (manejar fuego de forma irresponsable en zonas de bosque) o por acción indirecta (falta de cuidado preventivo en estas áreas, incidencia del cambio climático debido a la actividad humana...) Claro está, también pueden producirse por causas naturales, como la caída de rayos o erupciones volcánicas. Estas son algunas de las causas más frecuentes a nivel climático:
En cuanto a los descuidos humanos que propician la aparición de incendios, los más frecuentes son los siguientes:
En cuanto al estado del bosque, los incendios forestales se generan en espacios con grandes masas de vegetación, en concurrencia con períodos más o menos prolongados de sequía. La deshidratación de las plantas hace que se sequen (al igual que el suelo) y que se produzca etileno, un compuesto químico altamente combustible. Se suman así dos factores: la sequedad de la vegetación (que hace que ésta arda más fácilmente) y la presencia de este gas (que acelera el proceso y su propagación). Si a estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la probabilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelve significativa.
Hay que mencionar también que alrededor del 60 por ciento de los incendios en España se consideran intencionados, es decir, con acción dolosa del causante. La quema no autorizada, ilegal e incontrolada de superficies agrícolas; la piromanía, usos cinegéticos, vandalismo o venganzas personales; ahuyentar animales (lobos, jabalíes...); la especulación urbanística; la animadversión contra repoblaciones forestales; bajar el precio de la madera... Las negligencias y causas accidentales representan entre un 20 y un 25 por ciento de los casos.
Por último, estas son algunas medidas para evitar la generación de incendios forestales: