Durante el último mes en el Mediterráneo se han vivido fenómenos meteorológicos que los expertos han señalado como "históricos" y "extraordinarios". La tormenta subtropical Alpha se ha dejado notar en Portugal y España, mientras que las costas de Grecia padecían el embate del medicane Ianós. Y es que el calentamiento del mar está haciendo que los ciclones sean más abundantes y cambien su dinámica de formación.
El pasado viernes 18 de septiembre, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) alertaba de la formación frente a las costas de Portugal de una tormenta subtropical, es decir, un frente ciclónico con características similares a la de los huracanes. En las horas siguientes, la tormenta se adentró en la península Ibérica, dejando fuertes vientos y precipitaciones intensas en el oeste de nuestro territorio.
Es la primera vez desde que se estudian los huracanes en el Atlántico que se forma una tormenta de este tipo tan cerca de la península, según recoge 'El Ágora'. En los últimos años ya había habido algunos fenómenos similares, pero nunca tan cerca. Para el doctor en Física de la Universidad Complutense y experto en huracanes Juan José González Alemán, el surgimiento de Alpha tan cerca de Portugal es “histórico” y corrobora una tendencia. Normalmente, los huracanes se forman en las aguas cálidas cercanas a América y suelen tomar una dirección al oeste, es decir hacia el continente.
Desde que empezaron a estudiarse de forma rigurosa en los años 70, lo habitual es que de vez en cuando, cada cuatro o cinco años, algún frente tomara una dirección excéntrica y se dirigiera hacia Europa. Pero con todo el Atlántico de por medio solía difuminarse antes de llegar aquí. Sin embargo, desde comienzos del siglo XXI, esto ha empezado a ocurrir más a menudo, incluso una vez al año. Y cada vez, además, más cerca de Europa. Los huracanes empiezan a formarse más cerca de nuestro continente y a girar más a menudo en nuestra dirección. Es eso lo que convierte a Alpha en una tormenta histórica, porque ha sido el récord de formación cerca de Europa de una tormenta de este tipo.
Respecto a los efectos en concreto de Alpha, estos no han sido tan históricos. Sí ha sido un fuerte temporal, pero lejos de récords. Respecto a las precipitaciones, la propia borrasca que nos afectaba, y en cuyo seno se formó Alpha, había absorbido aire muy húmedo de latitudes bajas, y esa fue la razón principal de los chubascos tormentosos intensos, más que Alpha en sí mismo, explica el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo.
Para entender lo que ocurre en el Atlántico hay que tener en cuenta que las previsiones del cambio climático ya avanzaban que el calentamiento global podría generar más huracanes y más intensos. El fenómeno es sencillo de entender si se tiene en cuenta qué es un huracán. Son grandes tormentas que se forman sobre mares cálidos, alimentadas por la evaporación del agua caliente. Es tanta la energía que se libera que las nubes empiezan a girar sobre sí mismas y alcanzan velocidades de espanto.
Los huracanes disipan su energía cuando dejan de surfear sobre agua caliente. Por eso pierden su fuerza al tocar tierra -no sin antes descargar con furia sobre la costa la energía que transportan- o cuando tocan aguas frías. Alpha no ha pasado de ser una tormenta subtropical, sin la energía propia de un huracán de clase 3, 4 o 5. Pero aun así su potencia ha sorprendido, como muestran estas imágenes.
Lo que ocurre con un mar más cálido es que hay más energía en el sistema y los huracanes, que son como una válvula de descarga de la misma, pueden empezar a multiplicarse o ser más potentes. Ha habido más circustancias raras este año. Por ejemplo, por primera vez se han detectado cinco ciclones a la vez: Paulette, Rene, Sally, Teddy y Vicky, que coindicieron hace semanas sobre el mar. Una muestra más de que el sistema atmosférico está lleno de energía este año.
Alpha no ha sido el único fenómeno extraño de este pasado fin de semana. Las costas de Grecia se enfrentaban vientos, lluvia y oleaje de inusitadas proporciones ocasionados por la tormenta Ianós, calificada por los expertos como un medicane, término utilizado para referirse a los ciclones mediterráneos que presentan características tropicales.
Se trata de depresiones marítimas muy intensas y acompañadas de fuertes vientos. Son de pequeño tamaño, simétricas y con un núcleo cálido profundo, y se caracterizan por bandas nubosas que se organizan en espiral alrededor de un ojo central libre de nubes. Este tipo de tormentas eran relativamente extrañas en nuestras aguas, pero también ha empezado a aumentar el número de ellas en tiempos recientes.
“Alpha y Ianos han sido, ambos, ciclones con características tropicales, de pequeño tamaño y con mucha convección (formación de tormentas intensas) en torno a su núcleo, más cálido que los alrededores”, explica Del Campo.
En la generación de ambas depresiones participaron mecanismos propios de las latitudes medias. Aparte de la diferencia obvia de que Ianos se formó mucho más al este, en un mar casi cerrado como es el Mediterráneo, mientras que Alpha lo hizo en el Atlántico, el medicane ha generado efectos mucho más adversos que su prima Alpha, con vientos sostenidos que pudieron llegar a alcanzar la categoría de huracán y lluvias torrenciales de gran intensidad.