Las heladas primaverales previstas a principios de abril por la llegada de aire ártico a España podrían poner en riesgo los cultivos. Muchas plantas ya florecidas, con los frutos brotando por las altas temperaturas que nos acompañaron en el invierno, podrían verse dañadas por el frío poniendo en peligro la cosecha.
Las heladas primaverales, llamadas también heladas tardías, se producen como consecuencia de un descenso repentino de las temperaturas en los meses de la primavera, cuando muchos cultivos están a punto de ser cosechados. Las heladas se producen cuando los termómetros caen por debajo de los cero grados.
Las heladas tardías generalmente se refieren a las que se producen algunos años al final de la primavera, en torno al mes de mayo. Para entonces, buena parte de los campos se preparan ya para la temporada de cosecha, y el frío puede afectar tanto a su crecimiento como a su calidad, echando a perder el fruto de miles de árboles.
Este año, las temperaturas estuvieron 0,7 ºC grados por encima de lo habitual en enero en España, y casi 2 ºC por encima de lo habitual en febrero. La falta de nubes provocó en los dos primeros meses del año una insolación anómala para la época, y dio lugar además a una sequía que ha vació nuestros embalses a niveles históricos. Todo ello adelantó lo que se conoce como la "primavera fenológica": la primavera de las plantas.
A mediados de febrero, el Valle del Jerte o la Quinta de los Molinos lucían ya los colores primaverales, y los campos empezaban a dar sus frutos mucho antes de lo habitual.
Un estudio reciente analizó las heladas tardías de primavera registradas entre 1959 y 2017 y encontró que estas estaban aumentando en las regiones forestales de Europa y Asia un 35 y 26 por ciento, respectivamente. Esto causa pérdidas económicas inmensas en la agricultura.
A principios de abril de 2021, las peores heladas del siglo XXI en Francia causaron “la mayor catástrofe agrícola del siglo”, según lo calificó el Gobierno, y las imágenes de los viñedos de Borgoña ardiendo dieron la vuelta al mundo, en un intento desesperado de los agricultores de derretir el hielo con incendios controlados.
El viñedo francés (Vallée du Rhône, Bourgogne, Dordogne, Bordeaux, Alsace, Champagne) y el italiano (Toscana, Piamonte, Veneto, Lazio) se vieron enormemente dañados. En estas zonas, las cálidas temperaturas de finales de marzo aceleraron el ciclo biológico y las intensas heladas de abril destruyeron brotes de vid muy tiernos.
En Europa se registró el mes de abril más frío desde 2003, que también afectó a zonas del tercio este peninsular en España y a las islas Baleares.