Sin embargo, en esta ocasión el veranillo no va a durar tres días y fin porque, al menos, hasta el próximo domingo disfrutaremos de este tiempo tan atípico en casi todo el país.
Si bien las temperaturas mínimas van a descender conforme avance la semana a valores algo más normales para un mes de noviembre, las máximas se mantendrán altas, rondando los 20 grados de forma casi uniforme en la mayor parte de las comunidades autónomas. Salvo en aquellas zonas donde la niebla persista, especialmente en el valle del Ebro, el tiempo será primaveral.
Pero, ¿a qué se debe esta situación? El responsable de este desbarajuste térmico es el anticiclón subtropical que ha ascendido hasta nuestra latitud asociando consigo una masa de aire muy cálida, que se ha colocado sobre nosotros afectando a buena parte de Europa. El resultado ha sido un fin de semana de auténtico récord en las temperaturas máximas, ya no solo en España sino también, por ejemplo, en Francia.
En el suroeste francés, el sábado 7 de noviembre se superaron los valores máximos para un mes de noviembre en 100 años, aunque las temperaturas fueron cálidas en todo el país.
El caso más destacado fue el de Santander, que amanecía el sábado con una mínima tropical de 20 grados y se alcanzaba los 30 grados, un valor de pleno verano. Lo mismo ocurrió en las costas vascas, por ejemplo, en San Sebastián y Bilbao, que también se asomaron a esa marca en pleno noviembre. Jornada de playa como si de un mes de julio o agosto se tratara con 28ºC.
Pero, lo más destacable ahora es la persistencia de los diferentes modelos, que siguen marcando esta situación anticiclónica a medio y largo plazo casi de forma generalizada sobre España con tan solo alguna tendencia a la inestabilidad en el Cantábrico y Galicia. En el resto, jornadas de valores por encima de los 20 grados, e incluso de los 25 en el extremo sur.
Hasta ahora, el anticiclón ha hecho caer los siguientes récords de temperatura máxima oficial:
Asimismo, el hecho de que las temperaturas se disparen ocasionalmente muy por encima de los valores normales en otoño e invierno en la costa Cantábrica se debe a la irrupción de los vientos de componente sur, como ocurrió el pasado sábado.
Los sures recorren toda la Península arrastrando consigo todo el calor. Al descender desde la Cordillera Cantábrica generan el llamado efecto Foehn elevando las temperaturas máximas en hasta más de 10 grados. En cuestión de pocas horas pasan de una estación a otra. En la costa están acostumbrados a estos súbitos cambios que ocurren de forma periódica y son de corta duración.
Aunque, de momento, no se esperan nuevos récords de máximas en noviembre, si los modelos no cambian, es posible que acabemos con una media muy por encima de lo que es habitual para este mes.
---------------------------------------
*Marcos Fernández ( @marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.