“Soy una mera activista climática. Soy una pequeña parte de un gran movimiento”, afirmaba Greta Thunberg en una rueda de prensa ofrecida en La Casa Encendida de Madrid junto a otros tres compañeros del movimiento ‘Juventud por el Clima - Fridays for Future’ antes de participar en la marcha por el clima
Todas las miradas se centraban en ella, la joven sueca de 16 años convertida en el símbolo de la lucha contra el cambio climático. Todas las preguntas iban dirigidas, y ella, lo primero que ha hecho ha sido restarse importancia para concedérsela al tema central por el cual lucha: la emergencia climática.
“Sí. Necesitamos más activistas climáticos”, ha dicho. “No tenéis que escucharme a mí antes que a otra persona. Y dicho esto, creo que es muy importante, porque sé que hay mucha gente que quiere escuchar opiniones de otras personas, así que, por favor, no me preguntéis solo a mí, sino a mis compañeros también”, ha pedido a los periodistas desplazados a la comparecencia, celebrada durante la Cumbre del Clima en Madrid (COP25).
Durante su intervención la activista sueca ha denunciado que desde ciertos altos cargos en todo el mundo están intentando silenciar sus voces; las voces de los jóvenes que demandan un cambio inmediato y soluciones que caminen en la consecución de la ‘justicia climática’:
“Algunas personas quieren que todo siga como hasta ahora y le temen al cambio. Y el cambio es lo que nosotros, los jóvenes, estamos trayendo. Están intentando silenciarlo. Y eso es una prueba de que estamos teniendo un impacto; de que se escuchan nuestras voces, y por eso intentan silenciarnos de forma tan desesperada”.
Pese a ello, subraya Greta, los jóvenes activistas cada vez se están volviendo “más grandes”. “Se escuchan nuestras voces cada vez más, pero evidentemente esto no se traduce en acción política, como pueden imaginar que ocurre en muchos países. En Estocolmo y Suecia se hacen huelgas cada viernes. Hay huelgas que se han llevado a cabo cada año y medio, así que tenemos que tener paciencia”, ha dicho.
En este sentido, la joven ha advertido que, aunque sea “imposible saber cuál será el aspecto del mundo en 10 años”, ese es precisamente “el desafío”: “No sabemos qué va a suceder. Podemos predecir, pero no podemos tener ninguna certeza, así que tenemos que adaptarnos y solventar los problemas. Saber de dónde vienen los problemas e intentar hacer todo lo posible para prevenir sus posibles consecuencias. A todos aquellos que no están aquí hoy, la COP25 está en su medio año. Es decir, el gran evento será la COP26 el año que viene, pero no podemos estar con medias tintas, no podemos permitirnos más días sin que se tomen acciones reales. La COP25 no es algo que deberíamos mirar como si fuese el pasado e ignorarlo. Cada oportunidad que tengamos para mejorar la situación, debe ser aprovechada”, ha sentenciado.