El Pacífico ecuatorial se enfría. El centro de monitoreo ha confirmado lo que se veía venir todo el verano: se está produciendo el fenómeno de La Niña, un patrón oceánico que afecta a la atmósfera. En California esto son malas noticias, puesto que prolongará la interminable sequía que está agravando los incendios. Además todo parece indicar que no es algo puntual: persistirá hasta, al menos, enero de 2021.
La Niña es un fenómeno oceánico que ocurre generalmente cada 3 a 5 años. Al contrario que El Niño, se refiere al enfriamiento de la temperatura de la superficie del océano Pacífico. Esta anomalía se observa desde Sudamérica y se ha ido extendiendo hacia el oeste, y tiene influencia directa en el comportamiento de la atmósfera.
La Niña ocurre cuando los vientos alisios ecuatoriales se vuelven más fuertes. Estos vientos soplan del noreste en el Hemisferio norte, y del sureste en el Hemisferio sur. El hecho de que arrecien con más intensidad provoca una alteración de las corrientes de la superficie del océano, atrayendo aguas más frías desde las profundidades.
Está directamente relacionado con lo que se llama circulación de Walker, que define una interacción océano-atmósfera. Lo explicaremos en palabras de la meteoróloga de la NOAA Emily Becker: “Más aire ascendente sobre el extremo occidental del Pacífico significa menor presión de aire, mientras que el aire descendente sobre el este del Pacífico significa mayor presión de aire; el contraste entre estos dos brazos de la circulación de Walker se mide utilizando el Índice de Oscilación Sur y el Índice de Oscilación Sur Ecuatorial. Ambos índices fueron positivos en agosto, 1,1 y 1,0 respectivamente”. Por tanto la circulación de Walker es más fuerte actualmente que el promedio.
Aunque desde abril parecía bastante claro que se acabaría produciendo La Niña, el fenómeno se produce oficialmente desde agosto, cuando la anomalía negativa de la temperatura superficial de esta franja del Pacífico alcanzó los -0,5ºC.
Como resultado, el Pacífico tropical central y oriental se enfría, mientras que la parte occidental se calienta. Es por esto que tiene efectos bastante claros sobre Australia, donde acaba de arrancar la primavera. Al calentamiento del Pacífico que baña Australia resultará, prevé su agencia meteorológica (BoM), en una temporada con temperaturas máximas menos extremas, pero con un mayor número de ciclones tropicales y precipitaciones más fuertes.
Por el contrario, en el Pacífico tropical oriental y central, el océano no ‘alimentará’ la nubes al encontrarse más frío en su superficie. En Estados Unidos se prevé que el invierno sea más cálido y seco de lo normal en la franja sur del país. Por el contrario en el norte y Canadá podrá significar más frío.
Hay que recalcar que el hecho de que se produzca La Niña no garantiza estos escenarios, pero sí los hace claramente más probables, como se ha demostrado históricamente.
En Indonesia y otras zonas del sureste de Asia, como en áreas de Australia –sobre todo el norte–, también dispara la probabilidad de que se den precipitaciones más extremas, así como en el sur de África. En el sur de China, en cambio, tiene el efecto contrario: un clima más seco y cálido.
La mayoría de los modelos climáticos coinciden en que la anomalía de al menos -0,5ºC persistirá en el otoño e invierno, con un 75% de probabilidades. En cuanto a la anomalía que presentará, en el siguiente gráfico vemos cuál es el pronóstico por ahora, según el departamento de meteorología australiano.