Los expertos advierten, España cada vez está más cerca del punto de no retorno climático
La subida de la temperatura global, del nivel del mar, de las zonas desertificadas y las DANAS advierten de la situación climática de España
España está más cerca que nunca del punto de no retorno, se acerca la cumbre por el clima bajo un panorama desalentador. El aumento de la temperatura, la forma en la que se dan las precipitaciones y la subida del nivel del mar, unidas al aumento de las zonas desertificadas o en riesgo de desertificación y a los incendios que devoran cada vez con más intensidad el país hacen que la situación sea cada vez más extrema.
Los expertos cada vez ven más cerca este punto en el que las consecuencias sean irreversibles, lo cuenta Rubén del Campo, portavoz de la AEMET. La agencia estatal de meteorología estudia desde hace más de una década la meteorología española y por lo tanto, detecta los cambios que ha sufrido en los últimos años y advierte de las posibles consecuencias. Desde comienzos de la época industrial hasta el día de hoy la temperatura ha subido 1,7 grados en la región mediterránea, una cifra mayor que la del conjunto del planeta en la que la media todavía no ha llegado al grado y medio.
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La subida de la temperatura global será uno de los factores que hará que las vidas de muchas personas cambien, unida al resto de factores favorecidos por el cambio climático, lo que provocará que las condiciones de sus lugares de residencia se vean alterados. Lo que deja un futuro incierto, ya que en algunas zonas de España los cambios serán inevitables de llegar al punto de no retorno. Unos cambios que se reflejarán especialmente en las zonas costeras, tanto en la temperatura como en el tipo de precipitación y especialmente en la subida del nivel del mar.
Un aumento de las temperaturas que se manifestará de una forma más extrema en los meses de verano, como ya se puede apreciar, un verano mucho más extremo y mucho más largo. Según nos cuenta el portavoz de AEMET el verano se alarga nueve días por década y en algunas regiones como el noroeste peninsular hasta 14 días cada diez años. Este año por ejemplo, tendrá aproximadamente un mes más de verano que la época estival de los años 80. Además, los cambios se notarán especialmente por las noches, en las que las temperaturas cada vez en más ocasiones no bajarán de los 25 grados centígrados, son conocidas como `noches tórridas´, que tendrán lugar cada verano con más frecuencia.
No solo ha cambiado el verano, en general en España las estaciones están cambiando, tanto que muchos ya no aprecian el otoño y la primavera. Solo dos estaciones bien diferenciadas, invierno y verano. Llegados al punto de no retorno no solo habrá consecuencias para la vida humana también tendrá efectos en la biodiversidad y en la destrucción de ecosistemas, con unas pérdidas incalculables.
Unos cambios que se están observando paulatinamente. Se detectan en la forma en la que se dan las precipitaciones, especialmente en las zonas de costa. Las lluvias torrenciales, el fenómeno conocido como DANA, que se repite cada vez con más frecuencia. Eso hace que la cantidad de precipitación anual registrada no cambie significativamente, aunque si lo hagan el número de días que llueve y los destrozos que dejan la forma en la que se registran las lluvias.
España notará especialmente los efectos del cambio climático, por su carácter peninsular. En las zonas de costa el nivel del mar sube 3 milímetros al año, un dato que en un principio puede parecer no alarmante, pero que sin embargo, a la larga lo es. Se puede traducir en que en el 2.100 se habrán perdido más de 2.000 kilómetros de costa en nuestro país. Unos efectos que por ejemplo, en la playa de la Concha, provocarían una pérdida de 23 metros, lo que prácticamente devoraría la playa y la inutilizaría para el uso de bañistas. Una pérdida que a su vez se reflejaría en el turismo.
Hoy en esta playa al conocer los posibles efectos que tendrá el cambio climático sobre uno de sus símbolos hablaban sobre los cambios que se están viviendo en nuestro país. “Está cambiando el tiempo, tenemos que mentalizarnos, reciclar, quitar plásticos” y sobre algunas zonas de San Sebastián, “cada vez que llueve mucho hay zonas que se inundan”, decía una de las mujeres que paseaba por la Concha. Sobre las estaciones, coinciden con la apreciación de los miembros de la AEMET, “antes había primavera y otoño, se caían las hojas en su época”, y resaltaba esta donostiarra que incluso ahora, en diciembre, hay hojas de algunos árboles que todavía no se han caído. Mucho más al sur, en Motril (Granada) también apreciaban los cambios en su costa. “La marea sube, hay menos trozo de playa”, decía una de las mujeres que suele caminar por la playa de la “Chincheta”. Y de nuevo de acuerdo con que ya solo tenemos dos estaciones “No hay otoño ni primavera”.
Un contexto que favorece a su vez la desertificación. Y es que la aridez, que se da cuando la pérdida de agua del suelo es algo mayor a las precipitaciones, se refleja en el tipo de clima que prevalece en muchas zonas de la península. El clima semiárido ha aumentado desde la década de los años 70 alrededor del 100%, especialmente por el aumento de la temperatura, y no tanto por el agua, ya que aunque los días de precipitación son menores la cantidad no varía notablemente respecto a la de otros años.
Un panorama negativo al que se suma el aumento de los incendios. Y es que como nos cuenta Rubén del Campo solo en el primer trimestre de 2019 se produjeron más incendios de los que normalmente tienen lugar en un año y en el 2017 se detectó un aumento de un 200%. Algo que viene dado por dos factores, uno es el humano en el caso de los provocados y otro en el caso de los incendios que no son provocados, es el del aumento de las temperaturas. En lo que va de 2019 se han quemado 80.431 hectáreas.