Varios científicos dirigidos por Sunao Hasegawa, de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), han detectado dos extrañas rocas de color rojizo en mitad del cinturón de asteroides, y el hallazgo es muy relevante ya que estas rocas no deberían estar allí.
La agencia espacial japonesa informó este pasado lunes en el medio The Astrophysical Journal Letters del hallazgo de dos objetos detectados en el cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter, que parecen haberse originado mucho más allá de Neptuno. El descubrimiento de estos dos asteroides puede ayudar a arrojar luz sobre las teorías que apuntan al caos que existía en el sistema solar temprano.
El Sistema Solar es un lugar bastante estable hoy en día, pero en los inicios de su formación, hace unos 4.000 millones de años, todo era distinto. Los cambios en las órbitas de los planetas gigantes gaseosos, como Júpiter, generarían un caos gravitacional capaz de arrojar trozos de roca y hielo en cualquier dirección y colocar algunos objetos distantes en lugares en los que, en un principio, no caría encontrarlos.
La mayoría de los fragmentos que pueblan el cinturón de asteroides son trozos de roca inactiva, muy similar entre ellas, que no lograron formar planetas ni lunas y que quedaron atrapados por la gravedad del Sol en una órbita entre Marte y Júpìter. Pero hay dos enormes rocas, al menos, que no son parecidas al resto: y se llaman 203 Pompeja y 269 Justitia.
Ambas rocas orbitan aproximadamente a 2,7 y 2,6 unidades astronómicas de la Tierra (una unidad astronómica es la distancia de la Tierra al Sol), dentro del cinturón de asteroides. 203 Pompeja, de aproximadamente 112 kilómetros de diámetro, parece estar estructuralmente intacta, mientras que 269 Justitia, de 56 kilómetros de diámetro es probablemente un fragmento de una colisión anterior. Ambos tienen órbitas circulares estables, lo que significa que deben haberse asentado en el cinturón de asteroides hace mucho tiempo.
Pero lo que más ha llamado la atención a los astrónomos es que ambas cuentan con un color inusual: ambas son rojizas. Por eso los científicos saben que su origen no está en el lugar donde se encuentran ahora, sino más allá de la órbita de Plutón. Y es que los objetos del sistema solar interior tienden a reflejar más luz azul porque carecen de material orgánico (carbono y metano), mientras que los objetos del sistema solar exterior tienden más a los tonos rojizos porque tienen una gran cantidad de elementos orgánicos, quizás los componentes básicos de la vida en planetas como la Tierra.