Canadá acapara titulares desde el viernes pasado: una ola de calor excepcional sofoca al país con temperaturas hasta 30 grados más altas de lo habitual para estas fechas. Concretamente, los meteorólogos del mundo miran con estupor a Lytton, una ciudad que ha llegado a ver nieve a finales de junio otros años. Allí se rozaron el martes los 50 grados, un récord histórico. ¿Es culpable el cambio climático de este tórrido episodio?
Áreas de Canadá y de Estados Unidos que generalmente son sinónimo de frío están registrando temperaturas más propias del mismísimo Valle de la Muerte californiano. Es significativo el caso de Seattle o de Portland, que han establecido récords de temperatura, pero el que más titulares está acaparando es el de Lytton, en la Columbia Británica, situada en una latitud en torno a los 50 ºN.
Allí, los termómetros marcaron 46,6 °C el domingo (1,6 °C más alto que el récord anterior establecido el 5 de julio de 1937). Menos de 24 horas después, Lytton volvió a batir este récord, alcanzando los 47,9 °C el lunes. Pero más inesperado aún fue la temperatura del martes: unos infernales 49,6 ºC.
"Las posibilidades de que esto ocurra de forma natural son una vez cada decenas de miles de años. En el clima actual, un junio extremadamente caluroso es común y es probable que ocurra dos veces en tres décadas", opina Nikos Christidis, un científico climático de la agencia Met Office del Reino Unido.
“Se trata de una ola de calor extraordinaria por su intensidad, ya que el récord nacional de temperatura máxima en Canadá ha sido superado varias veces y en, al menos, siete estaciones. Ese récord estaba fijado en 45 ºC desde los años 30 del siglo XX”, coincide Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
“Como la propia Organización Meteorológica Mundial (OMM) señalaba ayer, se ha producido en un escenario de cambio climático inducido por la actividad humana”, continúa, aunque es prudente: “Será necesario realizar estudios de atribución más completos para verificarlo”.
“Recordemos que el calentamiento global no se circunscribe a una subida de las temperaturas de 1,2 ºC a escala planetaria. Detrás de esa cifra hay un aumento de fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor”, recalca.
"Las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas a medida que las concentraciones de gases de efecto invernadero provocan un aumento de las temperaturas globales. También nos estamos dando cuenta de que comienzan antes y terminan más tarde y están cobrando un precio cada vez mayor en la salud humana", añadía en un comunicado Omar Baddour, Jefe de la División de Políticas y Vigilancia del Clima de la OMM.
Si el cambio climático ha tenido que ver con el episodio que se está viviendo en América del Norte y otras partes del mundo –desde el norte de África, la Península Arábiga, Europa oriental, Irán y el continente indio noroccidental–, lo cual parece probable, se confirmará mediante estudios científicos. Pero el mecanismo por el cual se ha 'cocinado' esta ola de calor sugiere que es la única explicación. Se han configurado varios factores.
Por un lado, detalla el portavoz de la Aemet, la formación de ese ‘heat dome’ o cúpula de calor: “Una dorsal, una región de la atmósfera en niveles medios y altos en la que la presión es superior a la de las regiones vecinas. Estas altas presiones están asociadas a aire muy cálido”.
Además, el aire en las dorsales se ve obligado a descender, lo que hace que se comprima y se caliente, “algo similar a lo que ocurre cuando hinchamos una bicicleta: la boquilla está caliente por la compresión que sufre el aire”, ejemplifica. “Esto añade más temperatura a la ola de calor”.
Y, por último, habría que sumar la propia orografía de la región: “El aire ya de por sí muy cálido y reseco atraviesa montañas, y en su descenso sufre una compresión adicional, calentándose todavía más”, dice el meteorólogo.
“En España, el número de días en verano bajo situación de ola de calor fue durante la década pasada el doble que en décadas anteriores, y los récords de días cálidos multiplican por once los días fríos”, responde Del Campo.
“También en nuestro país, la ola de calor de finales de junio de 2019 batió récords de temperatura históricos en el nordeste de la Península y en la propia ciudad de Madrid, y se estimó que las masas de aire que sobrevolaron nuestro territorio no tenían precedentes en cuanto a su carácter cálido. Se estimó que olas de calor de ese tipo eran en España ahora diez veces más probables que en los años ochenta, lo que es coherente con el aumento de olas de calor intensas pronosticado por el aumento de las temperaturas medias”, concluye.