Hay una duda que acrecienta la incertidumbre a medida que se aproxima la llegada del calor: ¿Puede el aire acondicionado propagar el coronavirus? Partiendo de la base de que el patógeno ni se reproduce, ni se multiplica dentro de estos climatizadores, sí que existe un cierto recelo a dar por sentado que este tipo de aparatos, sin los que es muy complicado superar un caluroso verano, no faciliten la propagación del virus, no existen los suficientes estudios científicos que puedan avalar o desmentir esa posibilidad.
Las últimas predicciones hablan de un verano más caluroso de lo habitual, por lo que serán muchos más los que echarán mano del aire acondicionado para poder sobrellevar temperaturas que podrían ser hasta un grado más altas que la media. Sin embargo, preocupa sobre manera que papel pueden jugar estos sistemas de climatización en la dispersión del patógeno.
Todavía es poco lo que se conoce el SARS-CoV-2, hay muy pocas evidencias científicas que clarifiquen el comportamiento del virus, pero lo que sí ha podido constatar distintas instituciones médicas es que la COVID-19 se propaga principalmente a través del contacto cercano de persona a persona y también a través de gotitas respiratorias (>5 micras), que son expulsadas por el infectado cuando tose, estornuda o habla.
Existe una hipótesis sobre la posible transmisión de la enfermedad a través de partículas más pequeñas, aerosoles, así como de partículas de polvo con el agente infeccioso. Por su escasísima densidad, estas micropartículas pueden permanecer en suspensión durante bastante más tiempo, y algunos expertos temen que, debido a su minúsculo tamaño, no sean bien filtradas por los sistemas de aire acondicionado.
Según un documento del Ministerio de Sanidad, el virus transportado en partículas de pequeño tamaño podrían permanecer en el aire hasta tres horas, con una semivida media de 1,1 horas. Además, esos aerosoles pueden viajar largas distancias transportadas por los flujos de aire de la habitación o por los conductos de extracción de los sistemas de climatización.
Eso es lo que podría haber sucedido en el único caso documentado hasta la fecha. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) publicará en unas semanas un estudio sobre el brote de nueve personas en un restaurante en Guangzhou (China) a partir de una mujer asintomática.
Entre las hipótesis, se baraja la recirculación del aire por efecto del aire acondicionado como uno de los detonantes de la propagación, aunque también la posición de las mesas, la disposición de los comensales y la proximidad física en algunos casos fueran factores determinantes.
Epidemiólogos, microbiólogos y virólogos estiman que si el aire de una estancia está viciado de micropartículas infectadas y se produce una recirculación del aire, puede extenderse el radio de infección del virus porque se encontraría en todo el habitáculo.
Aunque no existen indicios de que los aires acondicionados sean una fuente de transmisión, se ha tenido en cuenta la literatura científico del SARS-CoV-1, de tal manera que se ha optado por la prudencia y prevención con el objetivo de ayudar a controlar la hipotética ruta de transmisión área.
En la Guía de Recomendaciones de la Federación de Empresas de Calidad Ambiental en Interiores (FEDECAI) se recomienda aumentar el aire exterior de ventilación. "En edificios sin sistemas de ventilación mecánica, se recomienda abrir las ventanas exteriores mucho más tiempo de lo normal”, señalan. Además, en aquellos que sí exista también es muy aconsejable la apertura de ventanas para aumentar aún más la ventilación global.
Desde la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SEAS) y la Sociedad Española de la Salud Pública y Administración Sanitaria (SEPAS) aconsejan que aquellos edificios que no puedan realizar la ventilación natural o forzada deberían utilizar sistemas específicos de higienización del aire.
Asimismo, desde FEDECAI consideran prioritario la extracción de aire de los aseos las 24 horas y evitar la apertura de ventanas en estas estancias porque "pueden generar flujos con aire contaminado hacia otras zonas del edificio". Por otra parte, recuerdan que la variación de las "condiciones termohigrométricas" del ambiente podrían minimizar el impacto del patógeno e insisten en evitar la recirculación del aire, trabajar al 100% con aire exterior.
"Si hubiese partículas con virus en los conductos de retorno, usando Unidades de Tratamiento de Aire centralizadas con recirculación, éstas podrían volver a acceder a las zonas ocupadas. Se recomienda evitar la recirculación central durante los episodios de SARS-CoV-2 cerrando las compuertas de recirculación y trabajando exclusivamente con aire exterior", especifican.
La Organización de Consumidores y Usuarios recuerda que la mayoría de dispositivos de los sistemas domésticos son Split o Multi-split, en los que no hay entrada de aire exterior hacia el interior de las casas y tampoco recirculación del aire entre los espacios. "El aparato enfría el aire que ya estaba", señalan y consideran que apenas hay riesgo de contaminación exterior.
En las casas el riesgo de contagio es mayor por el contacto de persona a persona que por la climatización, sin olvidar que la supervivencia del virus es limitada en los conductos del aire. Además, no es aconsejable ponerlo a menos de 18 grados porque a esa temperatura pueden disminuir las defensas en las zonas de entrada del virus como la nariz y la boca. Entre 25 y 27 grados de temperatura son suficientes para crear un nivel de confort adecuado.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Yale hizo énfasis en el mantenimiento de una humedad relativa en espacios interiores para disminuir las tasas de transmisión viral. Está demostrado que en ciertos virus el aire seco y frío actúa como un factor propagador.
Un aire libre de humedad proporcionaría el escenario ideal para la diseminación de las partículas infectadas. Akiko Iwasaki, una de las autoras del estudio, recomienda el uso de humidificadores tanto en las casas como en los edificios donde trabajan personas. El nivel más óptimo estaría entre el 40-60% de humedad relativa.