El calor ha entrado en España sin llamar a la puerta a comienzos de mayo. Tras varios días de lluvias fuertes y frío, el sol ha salido en todo el país y los termómetros se están disparando. Esto puede causar estrés a nuestras plantas, que podrían amarillear o sufrir plagas si no las protegemos debidamente. ¿Cómo cuidarlas para que aguanten las altas temperaturas?
La principal clave para que tus plantas sobrevivan a las altas temperaturas es el riego. Riégalas todos los días y dales la cantidad de agua que requieren, lo cual va a depender de cada planta. Es preferible hacerlo cuando baje el sol, para que el agua no se evapore rápidamente.
Para tener controlada la cantidad de agua que requiere cada planta, es aconsejable agruparlas. Por ejemplo, juntando todas las aromáticas en un sitio y las que tienen flores en otro. Tendrás que tener en cuenta si están en interior o exterior y si les da mucho el sol. Si tienes jardín, además, puedes instalar un sistema de riego por goteo para programar y olvidarte de la vegetación más exigente.
En época de mucho calor, ya sea verano o épocas de primavera cuando las temperaturas se disparan como lo harán estos días, es importante darles a las plantas la cantidad justa y necesaria de sol. Para ello, saca un rato afuera tus plantas de interior, o colócalas cerca de una ventana donde den unos rayos.
No ubiques tus plantas de exterior cerca de las paredes, que irradian el calor con altas temperaturas y harán que las hojas se chamusquen. Busca un lugar de sol y sombra y, si no te es posible, puedes recubrirlas con tejidos de brezo, por ejemplo.
Remueve la tierra, corta las hojas secas e hidrata las hojas de la planta de vez en cuando pulverizándolas, aunque nunca con pleno sol o las quemarás.
Los abonos y fertilizantes son grandes aliados para que las plantas sobrevivan la época de calor. Se venden en líquidos, en granulo, en spray o en clavos, y nos ayudan a que la planta crezca sana y sin plagas, aportando los nutrientes necesarios y añadiendo algunos químicos repelentes de insectos.
Cuanto más pequeña es una maceta, más fácil es que se encharque la planta que contiene. Por ello, pon aquellas plantas que vayan a crecer más en macetas más grandes, para que quepa más agua y esta tarde más en evaporarse, así la mantendrás hidratada sin encharcarla.
El suelo del jardín también se calienta, y esto puede hacer que el césped se queme, que aparezcan plagas o que salgan malas hierbas. Cúbrelo con una buena capa de abono para que el sol no incida directamente sobre la tierra y tarde más en evaporarse el agua, además de mantener una temperatura más baja. También puedes usar compost, restos de hierba que quedan de segar el césped, corteza de pino o paja prensada.