Científicos empiezan a detectar incendios 'zombis' en el Ártico
Los satélites han empezado a detectar incendios activos en esta región.
En abril de 2020 las temperaturas se situaron por encima de la media en las regiones septentrionales, costeras y centrales de Groenlandia
Europa ya ha registrado temperaturas récord en marzo y abril de este año
Científicos del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) están monitorizando estrechamente la actividad en el círculo polar ártico debido a que los satélites han empezado a detectar incendios activos en esta región.
El CAMS, implementado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM) en representación de la Comisión Europea, monitoriza continuamente la intensidad y las emisiones de los incendios de todo el mundo.
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A raíz de los incendios sin precedentes que tuvieron lugar el año pasado en determinadas regiones del hemisferio norte, los científicos del CAMS han efectuado una primera observación de los incendios forestales del círculo polar ártico en 2020 gracias a los datos del Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS), que se sirve de las observaciones efectuadas mediante sensores satelitales para proporcionar estimaciones diarias de las emisiones e información sobre la intensidad de los incendios que, posteriormente, se cotejan con el promedio de años anteriores para elaborar una panorámica a más largo plazo.
Se incrementará en las próximas semanas
Sus observaciones evidencian una actividad de incendios "bastante habitual" para la región, y se prevé que esta se incrementará en las próximas semanas conforme avance la temporada, según los pronósticos derivados de la climatología del periodo 2003-2019.
El riesgo de que se produzcan incendios forestales puede acentuarse ante unas condiciones inusualmente cálidas y secas, pues Europa ya ha registrado temperaturas récord en marzo y abril de este año. En este sentido, el servicio análogo del CEPMPM de Copernicus, esto es, el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), informó de que, en abril de 2020, las temperaturas se situaron por encima de la media en las regiones septentrionales, costeras y centrales de Groenlandia, así como en gran parte de Siberia.
"Gracias a los datos proporcionados por el C3S, sabemos que las regiones del círculo polar ártico más afectadas por los incendios de 2019 estaban experimentando unas condiciones en superficie más cálidas y secas, lo que brinda un entorno ideal para que los incendios se originen y permanezcan activos", explica Mark Parrington, experto en incendios forestales y científico sénior del CAMS.
No se han efectuado mediciones sobre el terreno
Por otro lado, los científicos se están planteando la posibilidad de que haya incendios 'zombis' en el Ártico, si bien esta hipótesis no ha quedado aún confirmada, dado que no se han efectuado mediciones sobre el terreno.
Los indicios que apuntan a que los incendios 'zombis' podrían haberse reactivado en el círculo polar ártico resultan "preocupantes", dado que los incendios forestales registrados el año pasado en la región no tuvieron precedentes y, según las estimaciones, emitieron 50 megatoneladas de dióxido de carbono solo en junio de 2019: el equivalente a las emisiones anuales totales de Suecia.
"Las observaciones satelitales muestran incendios activos que apuntan a que podrían haberse reactivado incendios 'zombis', si bien esto no ha sido aún confirmado a través de mediciones sobre el terreno --explica Parrington--. Las anomalías están bastante extendidas en zonas donde se produjeron incendios el pasado verano. En caso de ser así, y si se presentan determinadas condiciones medioambientales, podríamos asistir a un efecto acumulativo de la temporada de incendios del año pasado en el Ártico que se dejará sentir en la próxima temporada y podría conllevar que vuelvan a originarse incendios duraderos y de gran envergadura en la misma región".
Observaciones en otras regiones del mundo
Los científicos del CAMS también han estado monitorizado la actividad de incendios forestales en otras regiones del mundo durante la temporada tropical de incendios, que ha llegado recientemente a su fin. Sus observaciones muestran que las emisiones para la región del Caribe --que incluye países como Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, así como la península de Yucatán (México)-- se situaron claramente por encima de la media para el periodo 2003-2019.
En consecuencia, la intensidad de los incendios, denominada poder radiativo del fuego (en inglés, FRP), también se situó muy por encima del promedio para el periodo 2003-2019 en estos países.
Por el contrario, las emisiones y la intensidad de los incendios en el Sudeste asiático, que incluye países como Camboya, Laos, Malasia y Myanmar, se situaron en niveles más cercanos al promedio, y Tailandia y Vietnam registraron valores inferiores a la media.
Una región que se vio sumamente perjudicada por los incendios forestales fue Indonesia, que sufrió uno de los incidentes más intensos en casi 20 años. Los científicos del CAMS estimaron que los incendios en Indonesia que comenzaron en agosto de 2019 y no se extinguieron hasta tres meses después emitieron al menos 708 megatoneladas de CO2.
Se considera que el causante principal de la intensidad de los brotes de incendios fue la combinación de unas condiciones más secas que la media y la quema de turberas ricas en carbono. Los científicos del CAMS estimaron que la intensidad total diaria de los incendios fue superior a la media de los últimos 16 años. La bruma tóxica resultante no solo tuvo un efecto nocivo para la población local, sino que también infligió daños duraderos a los bosques naturales y a la fauna y flora silvestres.
"También hemos monitorizado estrechamente las emisiones y la intensidad de los incendios en las regiones tropicales y, si bien algunas se situaron ligeramente por encima de la media, otras mostraron una leve reducción", indica Mark Parrington.
Según el investigador, esto muestra que aunque algunas zonas presentan mayor riesgo de registrar una actividad de incendios más elevada en condiciones más cálidas o secas, "la realidad nunca resulta sencilla o evidente". "Nuestro trabajo implica monitorizar muy de cerca las emisiones y la intensidad de estos incendios para poder elaborar una representación a más largo plazo con el tiempo de cara a entender su repercusión en la composición atmosférica y brindar información a los responsables políticos y a las empresas que buscan medidas paliativas", concluye.