Cuando los humanos envejecen, tienden a favorecer pequeños círculos de amistades significativas y positivas ya establecidas en lugar de buscar nuevas. Los chimpancés también. Se pensaba que estos comportamientos eran exclusivos de los humanos, pero uno de nuestros parientes vivos más cercanos, también tienen estos rasgos. Comprender por qué puede ayudar a los científicos a tener una mejor idea de cómo debería ser el envejecimiento saludable y qué desencadena este cambio social.
Un equipo de psicólogos y primatólogos en el que participan investigadores actuales y anteriores del Departamento de Biología Evolutiva Humana de la Universidad de Harvard, abordan esta cuestión en la revista 'Science'.
El estudio se basa en 78.000 horas de observaciones, realizadas entre 1995 y 2016, que analizaron las interacciones sociales de 21 chimpancés machos de entre 15 y 58 años en el Parque Nacional Kibale en Uganda. Muestra lo que se cree que es la primera evidencia de que los animales no humanos seleccionan activamente con quién socializan durante el envejecimiento.
Los investigadores observaron solo a los chimpancés machos porque muestran vínculos sociales más fuertes y tienen interacciones sociales más frecuentes que las hembras. Al analizar una gran cantidad de datos, los investigadores vieron que los chimpancés mostraban gran parte del mismo comportamiento que exhiben los humanos que envejecen. Los chimpancés mayores que estudiaron, por ejemplo, preferían pasar más tiempo con los chimpancés con los que habían desarrollado amistades mutuas a lo largo de los años, y cuidarlos, mientras que los chimpancés más jóvenes tenían relaciones más unilaterales en las que el aseo no siempre correspondía.
Los chimpancés mayores también eran más propensos a pasar más tiempo solos, pero interactuaban con interlocutores sociales más importantes, como sus viejos amigos mutuos. Y al igual que los humanos mayores que buscan algo de paz y tranquilidad, los chimpancés también mostraron un cambio de interacciones negativas a interacciones más positivas al llegar a sus años crepusculares. La preferencia se conoce como sesgo de positividad. "Lo realmente interesante es que descubrimos que los chimpancés muestran estos patrones que reflejan los de los humanos", señala Alexandra Rosati, profesora asistente de psicología y antropología en la Universidad de Michigan y una de las autoras principales del artículo.
"Realmente existe una necesidad imperiosa de comprender la biología del envejecimiento -- admite Rosati--. Más humanos viven más que en el pasado, lo que puede cambiar la dinámica del envejecimiento". El estudio probó los orígenes de los seres humanos priorizando las relaciones cercanas y positivas durante el envejecimiento y si realmente se desencadena por una teoría conocida como selectividad socioemocional. La noción sugiere que el proceso central que impulsa la selectividad social durante el envejecimiento es el resultado de que las personas se den cuenta de que se les acaba el tiempo y deseen aprovecharlo al máximo.
Los hallazgos del estudio sugieren que hay más que comprender. "Aunque los chimpancés son muy inteligentes, no comprenden que van a morir --señala Richard W. Wrangham, profesor de Antropología Biológica y fundador y codirector del Proyecto Kibale Chimpanzee--. Es mucho más probable que algo más esté sucediendo en los chimpancés para explicar por qué sus relaciones se vuelven más positivas a medida que envejecen, y entonces la pregunta es qué se aplica tanto a los chimpancés como a los humanos".
Algunas de las observaciones que llevaron a los investigadores a sus conclusiones incluyeron observar la proximidad y los hábitos de aseo. Los chimpancés mayores prefieren sentarse cerca de aquellos que prefieren sentarse cerca de ellos. Estos se clasifican como amistades mutuas, mientras que las amistades unilaterales son cuando un chimpancé prefiere sentarse cerca de otro chimpancé, pero ese otro chimpancé no comparte ese hábito.
Los chimpancés de 15 años tenían un promedio de 2,1 amistades unilaterales y 0,9 amigos mutuos, mientras que los de 40 años casi no se preocupaban por las amistades unilaterales (su promedio era de 0,6), pero tenían muchos amigos mutuos, con un promedio de tres. Al observar los hábitos de aseo, los investigadores vieron que los chimpancés mayores dedicaban más energía a sus relaciones con los amigos mutuos. "Vemos personas que tienen estas amistades más desiguales y luego, a medida que envejecen, realmente comienzan a pasar tiempo con personas que son recíprocas --señala Zarin Machanda, profesora asistente en la Universidad de Tufts y autora del artículo--. Cuando tienes este tipo de amistad mutua, en realidad preparas más a esa persona, por lo que estos chimpancés mayores tienen estas amistades mutuas y en realidad están preparando bastante a esas personas. Están realmente interesados en estas relaciones".
Los científicos no se sorprendieron del todo con sus hallazgos. En parte, se debe a que los chimpancés y los humanos ya son muy parecidos en términos de organización social y elecciones sociales. Después de todo, los chimpancés, junto con los bonobos, comparten el 99 por ciento de su ADN con los humanos. "Plantea la posibilidad de que estemos viendo sistemas de comportamiento que se han compartido evolutivamente con nuestro ancestro común, hace unos siete u ocho millones de años", apunta Wranham.