Si algo ha tenido el invierno, a falta de nevadas relevantes, ha sido un frío más que evidente que se ha acentuado más en zonas del norte de España como Soria o Zamora. Las temperaturas por debajo de los 0ºC y las noches eternas han favorecido que el agua de algunos lagos se congele entre la vegetación de estas regiones, lo cual más de uno ha querido aprovechar para patinar sobre el hielo. Suena divertido, pero no hay que olvidar que un paso en falso, una simple caída o incluso tu propio peso son suficientes para abrir una grieta y dejarte en una situación entre cómica y peligrosa que no querrás experimentar. Te contamos cómo debes caminar sobre un lago congelado sin morir en el intento.
Si conducir con hielo en la carretera requiere unas precauciones concretas, imagina atravesar un lago andando. No te va a resultar nada fácil y, si eres de rodillas enclenques, mejor olvídalo, pero si estás decidido a vivir la experiencia apunta estas recomendaciones que te ayudarán a disfrutarlo sin sufrir incidentes.
Evitar que el hielo se rompa, en la mayoría de ocasiones, depende de nosotros mismos. Lo primero que tenemos que hacer es prestar mucha atención a nuestro alrededor. Si caes en el hielo, este podrá romperse y, al hacerlo, podría dejarte atrapado entre el agua helada. Seguramente en tu caso tengas esto más que claro, pero si llevas niños que se lancen a jugar sobre el lago, presta especial atención. No dejes que corran demasiado rápido ni que salten de forma brusca.
Una de las precauciones más importantes recae en nuestros pies, más concretamente en nuestro calzado. Lo más recomendable es utilizar botas de neopreno o goma, que suelen ofrecer mayor tracción en el hielo, y así evitaremos resbalarnos y caer. Bajo ningún concepto entres al lago con zapatos de suela lisa, a menos que quieras pegártela.
Aun con el calzado óptimo, tendrás que saber cómo caminar para no caerte. Sigue el típico paso del pingüino, ridículo pero efectivo para no sufrir accidentes. Dirige los pies hacia fuera y da pasos cortos, arrastrando los pies y sin levantarlos con fuerza.
De la misma manera, intenta caminar despacio y sin menear en exceso el cuerpo. Para controlar el movimiento y el equilibrio, mantén los brazos estirados en un ángulo recto, como hacen los profesionales del patinaje. Importante: bajo ningún concepto camines de puntillas, hará que apoyes todo el peso en la punta del pie y esto puede fracturar el hielo. Mejor, planta todo el pie.
Aunque parece evidente, para que un lago se congele tiene que hacer mucho, mucho frío. Ergo, abrígate cuanto sea necesario -mejor que sobre a que falte-. Un abrigo gordo no sólo te ayudará con los bajo ceros, sino que además podrá amortiguar en caso de caída. Si resbalas, intenta no aterrizar con las rodillas, muñecas y espalda.
Aun así, si la emoción te puede y cometes algún error, no te alteres. Si el hielo empieza a fracturarse, retrocede lentamente, con pasos cortos, hasta donde puedas salir. Podrás regresar con seguridad y avisar de la fractura para que otros no corran peligro.
Si caes al agua helada, tampoco es el fin del mundo, siempre que sigas las indicaciones correctas. El mayor peligro cuando entras en agua congelada es la hipotermia, que ocurre cuando la temperatura corporal disminuye a menos de 34ºC. Por eso, ganaremos tiempo si lo primero que mantenemos fuera del agua es la cabeza, ya que pierde mayor calor corporal. Eso sí, pide ayuda para salir porque hacerlo por ti mismo es bastante improbable. Una vez fuera, resguárdate en un lugar sin viento, como un vehículo o una casa.
Si por el contrario el accidentado no eres tú, sigue unos sencillos consejos para ayudar a la persona que ha caído al lago helado.
A continuación, algunos de los lagos que se han congelado hasta el momento, en Duruelo de la Sierra (Soria) y la Laguna de los Peces (en Sanabria, Zamora).