Ambiente caluroso y calimoso: la masa de aire africano trae polvo en suspensión
Desde el miércoles la calima irá llegando a todos los puntos de la Península
En las zonas donde haya tormenta el miércoles podrá caer algo de barro
La calima empeora la calidad del aire y puede producir picor de ojos y garganta
Cuando una tormenta levanta polvo en los desiertos del norte de África, ese polvo viaja hasta instalarse en regiones cercanas como son las Islas Canarias. Allí están de sobra acostumbrados a los atardeceres con tonos anaranjados, los famosos cielos calimosos, pero cuando llega a la Península siempre hay alguien que se sorprende. Estos días nos llega una masa de aire africano que no solo trae la primera ola de calor del verano, también partículas de arena en suspensión que van a enturbiar el ambiente.
El calor que hace estos días se debe a dos factores. Por un lado, la insolación, ya que los días duran entre 14 y 15 horas y los cielos están en su mayoría despejados al 100% en España. Por otro lado, una masa de aire cálido procedente de África se ha adentrado en la Península para equiparar las temperaturas en varias provincias con las de Marruecos o Argelia.
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Pero como decimos el calor no es lo único que arrastra este aire en altura, también una nube de polvo procedente del Sáhara. Irá enrareciendo los cielos primero en el sur peninsular y en el Levante, y después llegará al resto de la Península y a Baleares. En Canarias se espera que afecte más en las islas orientales.
*Monitoreo del polvo en suspensión / Barcelona Dust
Los efectos de la calima en la salud
La calima reduce mucho la calidad del aire a nuestro alrededor. En personas con problemas respiratorios o de alergias, esta mala calidad puede derivar en picores de ojos, garganta y piel o, en los casos más graves, lo que llamamos un broncoespasmo (los bronquios se cierran). Esto es más frecuente en casos de asma.
Efectos en el medioambiente
Las plantas también notan algo diferente cuando hay calima en el ambiente. Al reducir el dióxido de carbono disponible, les complica a la hora de generar oxígeno. Además tienden a reducir la humedad del suelo y el ambiente, y en verano, con temperaturas tan altas como las de estos días, pueden aumentar el riesgo de incendio.