La Playa de las Canteras (Gran Canaria) se tornó invisible el sábado entre el polvo en suspensión. La DANA (depresión aislada en niveles altos) que se colocó el fin de semana al norte de las Islas Canarias no trajo lluvias, como suele asociársele a este fenómeno. Trajo, por el contrario, aire muy, muy seco. El ambiente ha sido irrespirable, cálido, y propicio para la formación de incendios, y el viento ha arrasado con tejados y palmeras.
Los canarios han pasado unos días de Carnaval turbulentos. La estación meteorológica de Izaña, en Tenerife, registró una ráfaga de más de 160 km/h, y en otras cuatro de la isla se superaron los 120 km/h.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) avisó del viento que se esperaba, además de la calima. A medida que pasaban las horas se hacía evidente que el sábado tocaría adaptarse al ambiente polvoriento. La visibilidad se redujo a partir de la 13 de la tarde y en algunas zonas no dejaba ver más allá de los 500 metros de distancia.
El pico de concentración de partículas de arena en suspensión superaba los 3.000 ug/m3 el domingo, duplicando la marca del sábado, que ya fue muy sorprendente de por sí. Para hacernos una idea, según la normativa de calidad del aire propuesta por la OMS (Organización Mundial de la Salud), el valor medio diario de PM10 no debe superar los 50 ug/m3.
No ha sido fácil en la tierra, pero tampoco en el cielo y el mar. Dos ferries tuvieron un susto por la intensidad del viento, y más de 800 vuelos se vieron afectados incapaces de sobrevolar las islas.
Hay quien dice que es el peor temporal de viento y calima de los últimos 40 años. El balance más trágico que deja es, sin duda, los incendios inevitables que se han producido en Tenerife y Gran Canaria. La veintena de focos en Tenerife ya se controlan, pero el de la Aldea de San Nicolás llevará algo más de esfuerzo.
La semana pasada advertíamos del descuelgue y posterior aislamiento de una Dana, ese fenómeno que al final del verano suele venir asociado a una 'gota fría' –episodio de lluvias torrenciales– en el Levante español. No obstante, esta vez no iban a ser esas sus consecuencias.
Esta borrasca al margen de la circulación atmosférica 'cayó' en una zona poco caldeada. De hecho el viernes las temperaturas se desplomaron algunos grados en el archipiélago canario. Tampoco el Atlántico se encontraba en su momento más caldeado.
Lo que sí hizo esta depresión fue arrastrar viento del este, procedente de África, al girar en el sentido contrario de las agujas del reloj. Esto ha dejado viento, una situación costera muy alterada, y la calima que secó el ambiente y disparó las temperaturas por encima de los 30ºC en cinco estaciones de Tenerife y Las Palmas.
A lo largo del lunes el viento irá amainando, pero la irrupción de calima seguirá enturbiando los Carnavales. A medida que nos acerquemos al miércoles, las grandes concentraciones de polvo en suspensión avanzarán hacia las islas más occidentales, mientras se irá ‘limpiando’ el cielo en Fuerteventura y Lanzarote, muy afectadas durante el fin de semana.