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La persistencia de un anticiclón de bloqueo sobre España está teniendo varios efectos negativos. Uno es la falta de lluvias, que está secando los campos y vaciando los embalses, y otra es la falta de ventilación que dificulta la dispersión de contaminantes. Como consecuencia, Barcelona acaba de superar los niveles de contaminación prepandemia.
Un distrito concreto, el del Eixample de Barcelona, registró el pasado 27 de enero de 2022 unos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) que no se veían desde hacía dos años y medio, cuando aún no había pandemia y las boinas de polución formaban parte de nuestro día a día en las grandes urbes españolas.
Esto ha puesto en el punto de mira de nuevo la contaminación, y la meteorología no es que esté acompañando. Las altas presiones han hecho que los cielos cierren el grifo y han pausado los vientos sobre nuestra geografía, lo cual disparó los niveles de partículas hasta los 84,5 microgramos/metro cúbico (ug/m3) en el Eixample en la fecha mencionada.
Y no es la cifra más sorprendente de este invierno, puesto que el pasado 15 de diciembre de 2021 se registraron niveles de 86,3 ug/m3 de media diaria, según la cadena catalana Betevé.
“Hay que remontarse al 17 de septiembre de 2019 para encontrar un día con mayor contaminación. Se superaron entonces los 90 ug/m3 de media diaria”, publica este medio.
El informe de 2021 del portal ‘Contaminació Barcelona’ ha alertado de que la ciudad cerró el 2021 superando ampliamente los nuevos umbrales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto a las partículas en suspensión PM10, con valores hasta un 158% por encima del umbral. En lo que respeta al NO2, el informe informaba de que los niveles anuales medidos duplicaban el límite en las estaciones de fondo, mientras que lo triplicaban en las estaciones próximas al tráfico, la principal fuente de este gas.
Las estaciones que mayor contaminación registran son las del Eixample (ubicada en Urgell / València) y la de Gràcia Sant Gervasi (en la plaza de Gal.la Placídia), y lo hacen generalmente en los meses de invierno, cuando es más probable encontrar anticiclones persistentes como el actual que producen situaciones de inversión térmica, que dificultan la dispersión de contaminantes.
“El día con menor contaminación registrado nunca queda, de momento, en manos del 10 de mayo de 2020, un domingo lluvioso y ventoso en plena pandemia. Sin la movilidad habitual (estábamos en pleno confinamiento), se dieron todos los ingredientes para que ese día la contaminación media por NO2 marcara 8.5 ug/m3, un dato que estos días se multiplica por 10”, concluye Betevé.