Las irrupciones de polvo como la que se produce estos días en España se originan en el norte de África. Tormentas de arena levantan partículas que a menudo alcanzan la atmósfera superior y son transportadas a miles de kilómetros, llegando incluso a países escandinavos, como ha ocurrido recientemente. Pero la arena no es lo único que mueven los vientos, también bacterias y materiales industriales como el titanio.
Investigadores de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC) en Granada y el Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación ceiA3 en la Universidad de Huelva analizaron el contenido del polvo que llegó a las provincias del Golfo de Cádiz durante un episodio entre el 18 y 20 de marzo de 2010. Sus resultados fueron publicados en 2013 en la revista 'Environment Science & Technology'.
En las muestras del polvo encontraron dos tipos de bacterias, así como de material industrial como titanio, vanadio o molibedno. “Han sido numerosos los trabajos que han identificado desde el punto de vista químico y mineralógico la composición de los aerosoles. Por ejemplo, se han encontrado calcita, dolomita, cuarzo, arcilla, óxidos de hierro y sulfato de calcio, entre otros”, le dijo la investigadora Ana María Sánchez de la Campa, que lideró el estudio, a ‘Sinc
Sin embargo, su trabajo fue más allá, analizando también la presencia de microorganismos que viajan ‘pegados’ a las partículas de polvo. El estudio revela la presencia de Firmicutes, un filo bacteriano resistente a la desecación y que pueden sobrevivir en condiciones extremas, y proteobacterias. “Muchos de estos microbios transportados germinaron bajo condiciones favorables en forma de esporas y se mostraron altamente resistentes a la luz ultravioleta, la presión atmosférica y el calor”, apuntaba esta científica junto con Juan Luis Ramos, con el que lideró la investigación, para 'Sinc'.
Más recientemente, en Canarias, la investigadora Cristina González Martín, de la Universidad de La Laguna, descubrió que el polvo además transporta genes de resistencia a antibióticos. En Sierra Nevada y Pirineos, en concreto, se han encontrado microorganismos aerotransportados potencialmente perjudiciales para plantas, animales y humanos, recogía 'Sinc', y añadía que "en los últimos años se ha descubierto que en la atmósfera hay millones y millones de bacterias, virus, hongos y arqueas".