Un proyecto se ha convertido en una nueva esperanza para llevar agua a las zonas más aisladas del mundo. Se trata de los captadores de niebla, unas estructuras diseñadas para aprovechar el viento para capturar el agua procedente de la niebla. Por ahora, se han creado tres tipos de instrumento de este estilo, entre los que se encuentran un tipo de peine que imita las acículas (hojas) de los pinos o estructuras recubiertas por una malla de polietileno. Además, los requisitos para instalar cualquier tipo de colector son sencillos; que haya niebla y viento para que las microgotas choquen con el aparato y condiciones que pueden darse tanto en zonas costeras, como desérticas o de montaña.
Así lo explican los impulsores del proyecto Life Nieblas, cofinanciado por la Comisión Europea y coordinado por el Cabildo de Gran Canaria y Gesplan con sus socios, entre los que se encuentran el Centro de Investigación en Ecología y Aplicaciones Forestales (Creaf) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Se trata de una iniciativa ya impulsada en las Islas Canarias, donde el agua es un bien escaso en gran parte del territorio, o incluso en Cataluña, motivada por el grave episodio de sequía que tuvo a principios de año.
Recientemente, se ha publicado su informe final, en el que concluye que esta tecnología es "muy eficiente" y "una de las más útiles para llevar agua a las zonas más inhóspitas y complejas del mundo". Durante el proyecto, se ha reforestado y regado un bosque de laurisilva en Gran Canaria, una cantera en Cataluña y un bosque quemado en Portugal.
En Gran Canaria se han instalado alrededor de 40 colectores, que cuentan con una superficie de captación de 135 metros cuadrados, de tres tipos diferentes para reforestar 35,8 hectáreas, que además han recogido 121.901 litros de agua en total. Asimismo, también se han plantado 15.000 árboles de diversas especies de laurisilva, como el madroño canario o el brezo, con un ratio de supervivencia del 86%, dato que duplica la tasa de supervivencia de la reforestación tradicional.
"Esto también se ha traducido en que hemos recuperado el potencial del bosque de capturar carbono atmosférico. En concreto, calculamos que hasta unas 175 toneladas de dióxido de carbono al año", ha detallado el técnico de Gesplan y director técnico del proyecto, Gustavo Vieira.
En una zona del bosque en Vouzela (Portugal), que sufrió un gran incendio en 2017, se han replantado especies como el roble común o el alcornoque, mientras que, en Cataluña, se han instalado 60 estructuras individuales para replantar especies mediterráneas como el acebuche o el lentisco en una cantera del Garraf. Un caso similar ocurre en las Islas Canarias, donde el equipo de Life Nieblas colabora con otros proyectos y administraciones para extender a los colectores a otras islas y ayudar a paliar la crisis hídrica. Allí, el Cabildo de Gran Canaria, una de las instituciones implicadas en el proyecto, ya ha anunciado que continuará financiándolo hasta 2029.
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