Un nuevo estudio ha comprobado que 25 países, que albergan a una cuarta parte de la población mundial, enfrentan un estrés hídrico extremadamente alto. Es decir, hay millones de personas que sufren escasez de agua en la Tierra.
Los nuevos datos del Aqueduct Water Risk Atlas de WRI muestra además que al menos el 50 % de la población mundial (alrededor de 4000 millones de personas) vive en condiciones de gran escasez de agua durante al menos un mes al año. Esto pone en peligro la vida, el trabajo, la seguridad alimentaria y energética de las personas.
En todo el mundo, la demanda de agua supera la disponible. A nivel mundial, la demanda se ha más que duplicado desde 1960, explican los autores del estudio.
El aumento de la demanda de agua suele ser el resultado del crecimiento de la población y de industrias como la agricultura de regadío, la ganadería, la producción de energía y la fabricación. Mientras tanto, la falta de inversión en infraestructura hídrica, las políticas de uso insostenible del agua o el aumento de la variabilidad debido al cambio climático pueden afectar el suministro de agua disponible.
El estrés hídrico es la relación entre la demanda de agua y el suministro renovable. Cuanto menor es la brecha entre la oferta y la demanda, más vulnerable es un lugar a la escasez de agua.
Se dice que un país enfrenta “estrés hídrico extremo” cuando está utilizando al menos el 80 % de su suministro disponible, “estrés hídrico alto” significa que está retirando el 40 % de su suministro.
Los cinco países con mayor estrés hídrico son Bahrein, Chipre, Kuwait, Líbano, Omán y Qatar. El estrés hídrico en estos países se debe principalmente a la baja oferta, junto con la demanda del uso doméstico, agrícola e industrial.
Las regiones con mayor estrés hídrico son Oriente Medio y África del Norte, donde el 83 % de la población está expuesta a un estrés hídrico extremadamente alto, y el sur de Asia, donde el 74 % está expuesto.
Para 2050, se espera que mil millones de personas adicionales vivan con un estrés hídrico extremadamente alto, incluso si el mundo limita el aumento de la temperatura global a 1,3 ºC a 2,4 ºC para 2100, un escenario optimista.
Se prevé que la demanda mundial de agua aumente entre un 20 % y un 25 % para 2050, mientras que la cantidad de cuencas hidrográficas que enfrentan una alta variabilidad de un año a otro, o suministros de agua menos predecibles, se espera que aumente un 19 %. Para Medio Oriente y África del Norte, esto significa que el 100 % de la población vivirá con un estrés hídrico extremadamente alto para 2050.
El mayor cambio en la demanda de agua entre ahora y 2050 se producirá en el África subsahariana. Si bien la mayoría de los países del África subsahariana no tienen un estrés hídrico extremo en este momento, la demanda está creciendo más rápido allí que en cualquier otra región del mundo. Para 2050, se espera que la demanda de agua en el África subsahariana se dispare en un 163 %.
Según datos de Aqueduct, el 31 % del PIB mundial (la friolera de 70 billones de dólares) estará expuesto a un alto estrés hídrico para 2050, frente a los 15 billones de dólares (24 % del PIB mundial) de 2010. Solo cuatro países: India, México y Egipto y Turquía, representan más de la mitad del PIB expuesto en 2050.
La escasez de agua ya tiene impactos por ejemplo en India, donde la falta de agua para enfriar las plantas de energía térmica entre 2017 y 2021 resultó en 8,2 teravatios-hora en energía perdida, o electricidad suficiente para suministrar energía a 1,5 millones de hogares indios durante cinco años.
La seguridad alimentaria mundial también está en riesgo. El 60 % de la agricultura de regadío del mundo ya enfrenta un estrés hídrico extremadamente alto.