La Corriente Circular del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) podría colapsar hacia mediados de siglo. Para entender cómo esto puede afectarnos debemos comprender qué es esta corriente oceánica funciona y qué está pasando para que se acerque al colapso.
Es posible incluso que esta corriente atlántica colapse en cualquier momento a partir de 2025, lo que tendría graves repercusiones en el clima del Atlántico Norte y del mundo, según un estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), que se publica en 'Nature'.
La AMOC es un gran sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el Atlántico Norte. Se caracteriza por ser un flujo hacia el norte de agua cálida y salada en las capas superiores del Atlántico, y un flujo hacia el sur de aguas más frías y profundas que forman parte de la circulación termohalina.
En los últimos años se ha informado de un debilitamiento de la circulación, pero las evaluaciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), basadas en las simulaciones del modelo del Proyecto de Intercomparación de Modelos Climáticos (CMIP) sugieren que es poco probable un colapso total en el siglo XXI.
Si se mantienen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), es probable que ocurra un colapso de AMOC entre 2025-2095 con un intervalo de confianza del 95 por ciento. En concreto, señalan el año 2057 como el "tiempo crítico" para que esto ocurra.
Según Peter Ditlevsen, uno de los autores del trabajo, la parada de la AMOC -que no descartan que pueda ser parcial- "puede tener consecuencias muy graves para el clima de la Tierra, por ejemplo, al cambiar la forma en que el calor y las precipitaciones se distribuyen globalmente".
El experto apunta que, "si bien el enfriamiento de Europa puede parecer menos grave a medida que el planeta en su conjunto se calienta y las olas de calor son más frecuentes, esta interrupción contribuirá a un mayor calentamiento de los trópicos, donde el aumento de las temperaturas ya ha dado lugar a condiciones de vida difíciles".
Para Ditlevsen, estos resultados subrayan "la importancia de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero lo antes posible".
Este tipo de cambio climático abrupto se experimentó por última vez durante los fenómenos de Dansgaard-Oeschger en el último periodo glaciar, causados por el colapso y restablecimiento de la AMOC.