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Las plantas adornan y embriagan el aire de un aroma fresco y veraniego, pero ¡ojo! Algunas pueden ser tan tóxicas como vistosas, tanto para ti como para tu mascota. Estas son las plantas de exterior venenosas que debes evitar.
Las plantas son un elemento importante en la decoración de la casa, por dentro y fuera, pero hay que saber cuáles pueden ser tóxicas o venenosas, especialmente para las mascotas. Además, hay que tener en cuenta que ha llovido y el calor va a ir a más, por lo que es temporada de insectos como las avispas y mosquitos, que tampoco suelen ser bienvenidas en el hogar.
No solo el nombre es bonito, también lo es la planta. Con una forma de estrella muy llamativa y en tonos blancos, la planta ‘Ornithogalum Umbellatum’ resulta de lo más apetecible para las moscas blancas y babosas, y además si las comes puedes llevarte un susto, así que si tienes niños, evita tenerla en tu jardín.
Si tienes gato, evita los lirios. Esta planta que puedes encontrar en un sinfín de colores, desde el blanco, el rosa o el amarillo, pasando por un vistoso naranja, contiene toxinas que afectan al ritmo cardíaco, y puede ser incluso mortal. Resultan muy llamativas para las mascotas por lo que no te las recomendamos tampoco si tienes perro.
La planta más famosa de Holanda es altamente tóxica, tanto para ti como para tu mascota. Al ingerirla podemos sufrir irritación intensa gastrointestinal, pérdida de apetito, depresión del sistema nervioso central, convulsiones y puede afectar incluso al corazón.
Suele llamar mucho la atención de los gatos. Si tu gato la ha mordido, algunos síntomas que te alertarán serán vómitos, babeo y diarrea.
Su nombre se debe a su forma peculiar de dedal. A simple vista puede parecer inofensiva, pero su ingestión puede desencadenar ataques al corazón, por lo que no te la aconsejamos si tienes niños en casa.
La adelfa es una de las plantas más venenosas que existen. Se suelen plantar en colegios o cerca de carreteras para adornar, y crecen muy rápidamente. Son nativas de las riberas bañadas por el mar Mediterráneo, aunque también son frecuentes en países de Asia como China. En Estados Unidos y en muchas regiones de clima templado se considera una especie invasora. Están totalmente desaconsejadas porque pueden provocar hasta una parada cardiaca.