Se espera que las condiciones neutrales en el Océano Pacífico ecuatorial continúen durante la primavera. Después, la temperatura en la superficie del mar irá ascendiendo y se espera que El Niño se desarrolle durante mayo-julio de 2023. Esto tendrá un impacto en el clima en muchas partes del mundo.
La probabilidad de que se produzca un episodio de El Niño este año ha aumentado a un 62 % para los próximos dos meses.
Durante el último mes, las temperaturas de la superficie del mar (TSM) por encima del promedio se hicieron más prominentes en el Océano Pacífico ecuatorial occidental y oriental.
Se ha observado un calentamiento significativo a lo largo de la costa de Sudamérica, con un valor semanal del índice de El Niño de 2,7 ºC por encima del promedio.
Una transición a El Niño comenzaría en junio-agosto de 2023 y persistiría hasta el invierno, según las predicciones de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU).
El calentamiento costero en el Pacífico oriental puede presagiar cambios en toda la cuenca del Pacífico. Por lo tanto, se ha emitido una Vigilancia de El Niño. “En resumen, se espera que las condiciones ENOS neutrales continúen durante la primavera del hemisferio norte, seguidas de un 62 % de probabilidad de que se desarrolle El Niño durante mayo-julio de 2023”, han comunicado los expertos de la NOAA.
El Niño/Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. Este fenómeno tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo.
El Niño hace que la corriente en chorro del Pacífico se mueva hacia el sur y se extienda más hacia el este. Durante el invierno, esto genera condiciones más húmedas de lo normal en el sur de los EEUU, y condiciones más cálidas y secas en el norte. El Niño también tiene un fuerte efecto sobre la vida marina frente a la costa del Pacífico.
En países de Sudamérica como Perú, Chile y Ecuador, los episodios de lluvias tienden a ser más violentos los inviernos en los que se desarrollan condiciones de El Niño. En contraste, El Niño también puede causar severas sequías en Australia, Indonesia y partes del sur de Asia.
Durante el verano, el agua cálida de El Niño puede alimentar huracanes en el Océano Pacífico central/oriental, mientras que dificulta la formación de huracanes en la cuenca del Atlántico.