Ola de calor, sequías, tormentas violentas… Los eventos climáticos extremos han aumentado drásticamente desde 1980. La pérdida de hielo marino en el Ártico parece tener relación con el repunte de estos sucesos, puesto que contribuye al aumento del nivel del mar e intensifica ciertos patrones atmosféricos.
A medida que el Ártico se calienta, el hielo disminuye. Esto, a su vez, acelera el calentamiento, puesto que revela suelos oscuros y vegetación forestal, cuyo albedo es muy inferior al del hielo y la nieve. Esto es, la reflectividad de la luz solar. Una superficie blanca no retiene la energía procedente del sol, como sí lo hace por el contrario una superficie oscura.
El deshielo también revela las aguas oscuras de la superficie del Océano Ártico, que absorbe energía y libera calor y humedad. Ese calor y humedad va a parar a la atmósfera, donde influye en la corriente en chorro, la banda de vientos que rodea todo el hemisferio norte.
Cuanto más se calienta el Ártico, menor es la diferencia entre la temperatura en las regiones polares y en latitudes inferiores. Esto perturba la corriente en chorro, que se vuelve más débil y se ondula.
Una corriente en chorro ondulada puede arrastrar el aire frío del Ártico a latitudes medias y el aire cálido hacia el Polo Norte. Esto hace que se produzcan olas de calor persistentes, olas de frío en regiones cada vez más cerca del ecuador, más inundaciones por periodos de aguaceros longevos o sequías prolongadas, que a su vez favorecen los incendios forestales, entre otras consecuencias.
Aunque no todos los estudios coinciden con que exista esa correlación entre pérdida de hielo en el Ártico y eventos climáticos extremos.
"Un estudio de 2021 concluyó que la baja extensión del hielo marino podría influir en el clima de latitudes medias, pero la influencia del hielo sería menor que el papel de la variabilidad natural”, apuntan desde el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés).
El hielo marino bajo podría muy bien amplificar los efectos de los patrones climáticos preexistentes, ya sea que estén impulsados por el calentamiento global, la variabilidad natural o una combinación de factores", agrega.
Por tanto, los científicos continúan investigando este vínculo entre disminución del hielo y un clima cada vez más extremo en el hemisferio norte.