El vórtice polar va a pasar de ser débil a muy débil hasta romperse en marzo, lo cual influirá en el tiempo en Norteamérica, así como en puntos de Europa y de Asia. ¿Cómo afectará a España?
A comienzos de febrero, se produjo un calentamiento súbito estratosférico (SSW, por sus siglas en inglés) que disparó la temperatura en la atmósfera alta unos 20 grados. Esto tiene algunas implicaciones para lo que ocurre en la superficie, puesto que condiciona cómo se comporta el vórtice polar.
El vórtice polar es un cinturón de fuertes vientos que circula de oeste a este en la estratosfera (desde los 15 hasta los 50 kilómetros de altitud). Estos vientos se forman cada invierno alrededor del Polo Norte y encierran una piscina de aire extremadamente frío.
No se debe confundir con la corriente en chorro, que circula a mucha menos altura, en la troposfera. Por tanto, es el chorro polar el que tiene una influencia directa en el clima en superficie, no el vórtice. Pero ambos están interconectados.
Cuando la estratosfera se calienta mucho de golpe en invierno, esto puede debilitar el vórtice polar y ralentizarlo, haciendo que se deslice del polo y escape el frío extremo hacia latitudes más bajas. Si se rompe, los vientos se invierten y el clima se vuelve más caótico e impredecible en todo el hemisferio norte.
Mientras tanto, en el Ártico ocurre lo contrario: un centro de bajas presiones se impone con estabilidad y tiempo más cálido de lo habitual, por lo que se produce un mayor deshielo.
La ruptura del vórtice polar no solo puede significar irrupciones de aire ártico en partes del hemisferio norte habitualmente más templadas en el invierno, también puede arrastrar las borrascas hacia latitudes inusuales y causar temporales de lluvia y viento.
Un fuerte anticiclón de bloqueo se está formando sobre Groenlandia en este comienzo de marzo, lo cual tiene relación con el calentamiento súbito estratosférico registrado en las pasadas semanas.
De esta manera, el aire frío ha comenzado ya a desplazarse a latitudes fuera del Ártico, por lo que podemos observar una anomalía fría sobre el oeste de Canadá, la mitad occidental de los Estados Unidos y el norte de Europa.
España está por ahora en el camino de la corriente en chorro, que separa ese aire polar del aire más cálido subtropical. Por tanto, está previsto que las temperaturas repunten a lo largo del resto del mes de marzo.
En cambio, en nuestro país y otras zonas de Europa occidental como son las islas británicas y Francia, la ruptura del vórtice polar podrá hacerse notar con tiempo más húmedo, dado que las borrascas se han desplazado hacia el sur y traerán vientos con recorrido marítimo.
Está previsto que esta semana del 6 al 12 de marzo llueva más de lo habitual en todo el oeste de la Península Ibérica, así como en Francia y gran parte de Alemania. El país vecino aguarda estas precipitaciones con mucha necesidad, después del invierno más seco desde 1959, que es la continuación de un año muy seco.
En España, aunque hemos tenido algunos episodios de lluvias importantes este invierno en la vertiente atlántica, las regiones mediterráneas están aún muy necesitadas de agua. En Cataluña se están imponiendo ya algunas restricciones por la escasez en más de 200 municipios, y desde la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) alertan de que Barcelona "podría entrar en una situación de emergencia en 4 o 5 meses", ha dicho el directos de la institución, lo cual ampliaría las medidas restrictivas.
En principio, parece que las precipitaciones previstas para las próximas semanas afectarán únicamente al oeste peninsular y, de manera mucho menor, a zonas del interior, pero no está previsto que lleguen al Mediterráneo, por lo que los embalses podrían seguir perdiendo agua por allí.
No obstante, hay que decir que aún no está claro qué tiempo tendremos en las próximas semanas. Mientras que la probabilidad de que las temperaturas estén por encima de los valores habituales es bastante alta para toda la primavera meteorológica (trimestre marzo-abril-mayo), no hay una tendencia tan evidente con las precipitaciones.
En otras zonas de Europa como Reino Unido y los países escandinavos parece más claro que veremos temporales de frío y precipitaciones próximamente, a corto plazo. De igual manera, buena parte de Estados Unidos y de Canadá se enfrentará a un brote de frío ártico entre el final del invierno y comienzo de la primavera.