Una escapada a la montaña puede ser la opción perfecta para un fin de semana de invierno, sobre todo cuando la nieve tiñe el paisaje de blanco. Pero, ojo, no vayas de cualquier manera. Prepara muy bien tu atuendo para no congelarte en el intento. ¿Conoces la teoría de las tres capas para vestirte adecuadamente?
Mantener la temperatura ideal de nuestro cuerpo es esencial para pasar un día 10 en la montaña. Si te pasas de abrigado, sufrirás los molestos sudores y puede incluso que enfermes, pero si te quedas corto, te pasarás el día tiritando y no disfrutarás de la excursión. El truco para no marcarse un “ni tanto ni tan calvo” es ponerse varias capas. Tres, concretamente.
La teoría de las tres capas tiene dos objetivos: por un lado, mantener una temperatura corporal correcta, y en segundo lugar, mantenernos secos.
Cuando estamos en movimiento en la montaña, ya sea porque estamos caminando, haciendo esquí o montando en bicicleta, nuestro cuerpo se calienta y genera sudor, que es su manera de refrigerarse para regular la temperatura corporal, ya que ese sudor enfría el cuerpo al evaporarse.
Por ello es importante llevar ropa que nos permita mantenernos secos todo el tiempo, sobre todo con el ambiente cambiante de la montaña. Por no hablar de otros factores que pueden sumarse, como la lluvia, nieve o el viento.
Las tres capas funcionan de la siguiente manera:
Debe ser de un material que no absorba el sudor, para no enfriarnos. Elige las prendas de fibras sintéticas como el poliéster o las clorofibras, nunca el algodón, ya que tarda mucho en secarse.
Lo suyo es que esta primera capa quede pegada al cuerpo (para que no entre viento) pero no demasiado, puesto que debemos tener movilidad. Por ello es importante que sea elástica, y el grosor va a depender mucho de la temperatura a la que nos vayamos a exponer.
Te aconsejamos usar camisetas y mallas térmicas como esa primera capa. También hay guantes y calcetines térmicos para el mismo propósito.
Utilizaremos para la segunda capa, al igual que en la primera capa, prendas de materiales sintéticos, ya que secan más rápido y son transpirables.
La prenda perfecta sería un forro polar, que muchas veces se mezcla con materiales aislantes para evitar que coja humedad. Los pantalones de trekking también son una buena opción. Y no olvides los guantes calentitos y unos buenos calcetines, así como un gorro en caso de considerarlo necesario.
Hay que tener en cuenta que esta última capa puede rozarse con ramas de árboles, piedras o con la mochila y otros objetos que carguemos, por lo que debe ser resistente. Por tanto, tiene que ser una prenda impermeable, que no se desgarre, que sea transpirable y flexible y que nos abrigue.
Estos serían los típicos abrigos de montaña o, si no va a hacer tanto y no se prevén muchas inclemencias del tiempo, los cortavientos. Una buena opción son las chaquetas conocidas como ‘softshell’, que son las ligeras diseñadas para la montaña que suelen estar echar de poliéster en el exterior, y forro polar o microlana en el interior. También se aconseja el uso de pantalones con membrana impermeable y los guantes impermeables.