Una de las cosas que a Cris y a Rafa no les gustaba de casarse a finales de octubre era el tiempo. Querían una boda al aire libre, en la playa de El Rompido, en Huelva, pero la lluvia o el frío otoñal suponían una amenaza. Al final apostaron por el 29 de octubre y el tiempo “jugó a su favor”. El termómetro alcanzó los 27 grados y lució un sol “espléndido”. “¡Menuda suerte, menudo tiempazo!”, fue uno de los comentarios más recurrentes y socorridos, pero ¿qué hay de cierto en él? Si se pregunta a los expertos, nada. Todo lo contrario.
Que a finales de octubre los termómetros alcancen los 35 grados en Andalucía y superen los 30 en el País Vasco no es una buena noticia, sino más bien “una locura”, asegura la meteoróloga de Mediaset Rosalía Fernández. Una anomalía térmica con termómetros en buena parte del país por encima de los cuatro grados de media tanto de día como de noche que, según María Prado, coordinadora de la campaña del clima de Greenpeace, es la constatación de que el cambio climático ha dejado de ser una amenaza y es ya una realidad. “El cambio climático ya está aquí”, advierte la especialista, y tiene sus consecuencias.
¿Cuáles? La más brutal es que “el cambio climático mata, hay que decir las cosas claras”, sostiene María Prado. "Estudios publicados en la revista Lancet ponen ya cifras a los fallecidos por olas de calor en todo el mundo y son 350.000 personas al año. En España, el número de muertos se ha incrementado un 95% en las últimas dos décadas y de seguir así no tardará en multiplicarse por dos. Ahora mismo estamos en 30 fallecidos por cada millón de personas (más de 1.400 al año)", sostiene la ingeniera de Montes.
Muertes y otros impactos sobre la salud como enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Rosalía Fernández sabe que no es bueno cuando representa los mapas del próximo fin de semana con “todo soles” y una subida generalizada de temperaturas porque ello tiene un impacto directo en la contaminación. "No es que sea pesimista, pero es que la cosa está fatal, la única buena noticia pueden ser las próximas nieves en la zona pirenaica, pero aún así es necesario que llueva en el resto del país y con constancia, de la mañana a la noche".
Porque la falta de lluvias y el calor veraniego en pleno otoño tienen muchísimo impacto y no solo sobre la salud, añade María Prado. Los campos sufren sequía, se multiplican e intensifican los incendios, se pierde producción agrícola; se pone en riesgo la soberanía energética, las empresas y a las familias. El impacto socioeconómico del calor es muy importante y acrecienta la desigualdad porque no lo sufre igual una familia con jardín, piscina y aire acondicionado, que una que no disponga de ello.
"Nadie querría vivir dentro de un horno y hemos convertido a España en un país con un alto riesgo de desertificación en tres cuartas partes de su territorio. Nadie querría ver a uno de los territorios más ricos en biodiversidad de Europa convertido en un desierto", clama la coordinadora de la campaña del clima de Greenpeace. Por eso, sostiene, aunque para algunas personas pueda ser atractivo el calor en otoño, es peligroso, porque cuando se altera el clima, se transforma todo el ecosistema, toda la biodiversidad. "Por muy exótico que parezca que nazcan por primera vez flamencos en Mallorca, eso significa que especies endémicas de la isla tienen que desplazarse o desaparecer. Eso es una catástrofe. Nos enfrentamos a cambios que transforman no solo el paisaje, sino la economía que depende de estos recursos", subraya María Prado.
Flamencos en Mallorca y hayedos que todavía no han cambiado de hoja. El pasado mes de octubre ha sido el más caluroso desde que hay registros y noviembre no empieza mejor. Las estimaciones de la Aemet apuntan a que, probablemente, los termómetros continuarán por encima de lo normal hasta el próximo mes de enero incluido. "La próxima temporada de invierno continúa también marcada por déficit de agua y temperaturas por encima de lo normal", constata la meteoróloga Rosalía Fernández.
Según Meteored, este año el verano empezó cuatro semanas antes y aún no ha finalizado en algunas zonas. Terminará, térmicamente hablando, este mes de noviembre, lo que significa que le ha robado un mes a la primavera y casi dos meses al otoño. El calentamiento global provoca que las temperaturas medias vayan subiendo en todas las estaciones del año, especialmente, en los meses cálidos. Los veranos son cada vez más tórridos; los inviernos, un poco más suaves.
"Aunque todavía se siguen oyendo voces que califican esto de 'tiempazo', cada vez son más las personas que empiezan a estar muy preocupadas porque esto es solo un aviso de lo que puede ocurrir si no lo frenamos a tiempo", advierte María Prado. "Hay que lanzar un mensaje a la ciudadanía: las soluciones existen, están en nuestras manos y es obligación de nuestros gobiernos facilitarlas e impulsarlas de forma urgente", señala la coordinadora de Greenpeace.
Ahora existe la oportunidad, asegura la experta, de eliminar la causa de este cambio climático: los combustibles fósiles. "Hay alternativas como son las energías renovables, el ahorro y la eficiencia; alternativas que no son mágicas, sino que ya están funcionando en todos los sitios donde se han instaurado, y en España que somos un país privilegiado tanto en sol como en otros muchos recursos naturales, es hora que reconquistemos el liderazgo que tuvimos años atrás", invita la ingeniera.
Mientras tanto, María Prado y Rosalía Fernández esperan que cada vez haya menos personas que digan eso de "qué tiempazo" a la falta de lluvias y a unas temperaturas varios grados por encima de lo normal, porque, insisten, "este tiempo no es una buena noticia en absoluto".