El huracán Julia tocó tierra por primera vez en Nicaragua el domingo con vientos de 140 kilómetros por hora y fuertes lluvias, y afectó a varios países de Centroamérica. Hasta el momento, la tormenta ha dejado ya tres muertos en Honduras y uno en Panamá, y su centro pasa ahora muy cerca de El Salvador, por lo que todavía amenaza otros países del Caribe con inundaciones peligrosas.
Alrededor de 164.000 familias se han quedado sin servicio eléctrico y 58.000 sin suministro de agua potable al paso del huracán Julia por Nicaragua. Además, hay 9.500 personas acogidas en los refugios habilitados o en casas de amigos y familiares, aunque algunas han comenzado ya a regresar a sus viviendas.
La tormenta tocó tierra como huracán de categoría 1 y vientos muy fuertes, que provocaron el desprendimiento del techo de algunas viviendas, y tumbaron árboles y cables eléctricos, dejando sin electricidad a miles de hogares. Tras tocar tierra, la tormenta perdía potencia rápidamente, pero los riesgos como depresión tropical no son pocos para los países de Centroamérica. También ha causado destrozos en la isla colombiana de San Andrés.
“Las condiciones de tormenta tropical continuarán esta mañana en las costas de Honduras y El Salvador dentro del área de advertencia. Condiciones de tormenta tropical son posibles hoy a lo largo del Costa del Pacífico de Guatemala”, advierte el Centro Nacional de Huracanes estadounidense.
“Se esperan inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que amenazan la vida en zonas de América Central el lunes”, advierte el centro, y avisa de posibles incidentes también en el entorno del Istmo de Tehuantepec en México hasta el martes.
El gran huracán Ian alcanzó la categoría 4 hace apenas dos semanas e impactó en Florida causando inundaciones y deslizamientos de tierra mortales, cobrándose más de 100 vidas y dejando vecindarios enteros devastados. También afectó a varios estados más al norte como Carolina del Norte y del Sur tras su paso por Florida.
En Cuba, el huracán afectó a unas 100.000 viviendas y se cobró la vida de al menos dos personas en la provincia occidental de Pinar del Río, donde siguen sin electricidad.