Los meteorólogos pronostican un “triple evento de La Niña”, lo cual quiere decir que, por tercer año consecutivo, este fenómeno se producirá en el Océano Pacífico durante el invierno, algo que solo ha pasado dos veces antes en registros que se remontan a 1950. Y ese no es el único dato preocupante: el cambio climático provocará más eventos de La Niña. ¿Cómo afectará esto al clima en la Tierra?
Una nueva investigación dirigida por la Universidad de Washington, publicada recientemente en Geophysical Research Letters, sugiere que el cambio climático está, en el corto plazo, favoreciendo a La Niña. No obstante, “en algún momento, esperamos que las influencias antropogénicas o causadas por el hombre reviertan estas tendencias y le den la ventaja a El Niño”, dice en un comunicado el autor principal, Robert Jnglin Wills. Son predicciones alarmantes.
Durante condiciones normales en el océano Pacífico, los vientos alisios soplan hacia el oeste a lo largo del ecuador, llevando agua cálida de América del Sur hacia Asia. Para reemplazar esa agua tibia, el agua fría sube desde las profundidades, un proceso llamado afloramiento. Así, la temperatura superficial del agua se regula.
Este ciclo se altera con los eventos de El Niño y La Niña, con consecuencias para el clima global.
Durante El Niño, los vientos alisios se debilitan, y el agua cálida es empujada hacia el este, hacia la costa oeste de las Américas. Como consecuencia, se registran temperaturas inusualmente cálidas en el Pacífico Ecuatorial.
Con La Niña ocurre lo contrario, las temperaturas son inusualmente frías en esta franja del Pacífico.
“Esta es una pregunta importante durante el próximo siglo para las regiones que están fuertemente influenciadas por El Niño, que incluye el oeste de América del Norte, América del Sur, el este y el sudeste de Asia y Australia”, señala Wills.
Los eventos de El Niño y La Niña tienen impactos de gran alcance, que afectan los patrones de lluvia, inundaciones y sequías en la cuenca del Pacífico. Un invierno de La Niña tiende a ser más frío y húmedo en el noroeste del Pacífico y más cálido y seco en el suroeste de los EE.UU. Otros efectos mundiales incluyen condiciones más secas en el este de África y un clima más lluvioso en Australia, Indonesia, Malasia y Filipinas.
Saber qué esperar en el futuro ayuda a las comunidades a prepararse para el clima potencial en la próxima temporada y en los años venideros.
Pero los científicos no tienen muy claro el porqué de todo esto. Se espera ampliamente que el calentamiento global favorezca a El Niño. La razón es que el agua fría y profunda que sube a la superficie del mar frente a América del Sur se encontrará con aire más cálido. Cualquiera que haya sudado sabe que la evaporación tiene un efecto refrescante, por lo que el océano más frío de América del Sur, que tiene menos evaporación, se calentará más rápido que el océano más cálido de Asia.
Esto disminuye la diferencia de temperatura en el Pacífico tropical y aligera los vientos superficiales que soplan hacia Indonesia, lo mismo que ocurre durante El Niño. Los registros climáticos anteriores confirman que el clima era más parecido a El Niño durante los períodos más cálidos.
Pero mientras la atmósfera de la Tierra se ha calentado en las últimas décadas, el nuevo estudio muestra una tendencia opuesta: el Océano Pacífico frente a América del Sur se ha enfriado, junto con las regiones oceánicas más al sur. Mientras tanto, el Océano Pacífico occidental y el cercano Océano Índico oriental se han calentado más que en otros lugares.
Ninguno de los fenómenos puede ser explicado por los ciclos naturales simulados por los modelos climáticos. Esto sugiere que algún proceso que falta en los modelos actuales podría ser el responsable.
El resultado de estos cambios a ambos lados del Pacífico tropical es que la diferencia de temperatura entre el Pacífico oriental y occidental ha aumentado, los vientos superficiales que soplan hacia Indonesia se han fortalecido y la gente está experimentando condiciones típicas de los inviernos de La Niña. El estudio se centra en los patrones de temperatura en la superficie del océano. Treinta años de datos son demasiado cortos para estudiar la frecuencia de los eventos de El Niño y La Niña.