Las nevadas de Filomena fueron las más fuertes jamás registradas en Madrid y otras zonas del centro y este de España. ¿Podríamos ver algo igual este invierno? Todavía es pronto para saberlo con certeza, pero hay algunos indicativos del clima que podría estar por venir los próximos meses, entre ellos el comportamiento del vórtice polar que ha empezado a gestarse y el fenómeno de ‘La Niña’.
Como suele ocurrir a final del verano, el vórtice polar ha empezado a formarse ya en el hemisferio norte.
"El vórtice polar ártico es una corriente de fuertes vientos del oeste que se forma en la estratosfera entre unos 15 y 30 kilómetros por encima del Polo Norte cada invierno. Los vientos rodean una gran masa de aire extremadamente frío", explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), para El Tiempo Hoy.
"Se forma como consecuencia de la diferencia de temperaturas entre las latitudes polares, que en otoño ya se enfrían mucho porque ya no las calienta prácticamente el sol, y las latitudes medias, donde todavía las temperaturas son altas", detalla.
Si el vórtice polar se mantiene fuerte y persiste durante el invierno, "en general el aire frío polar queda confinado en el Ártico y no se producen descuelgues hacia latitudes medias", señala Del Campo. "Si se debilita, por ejemplo como consecuencia de un “calentamiento súbito estratosférico”, sus efectos pueden extenderse a niveles atmosféricos más bajos, pudiendo dar lugar a olas de frío en latitudes medias al escapar el frío de latitudes polares".
Algunos inviernos, el vórtice polar puede romperse por completo. Lo que ocurre en estos casos es que los vientos del oeste en el Ártico son reemplazados por vientos del este, con lo que el centro del vórtice se desplaza al sur y se divide en dos.
Es lo que ocurrió con Filomena: "Hubo un calentamiento súbito estratosférico, que desencadenó la rotura del vórtice polar y un descuelgue de aire ártico desde zonas polares a Europa occidental", recuerda el meteorólogo. "En la Península hubo una ola de frío previa a la llegada de la borrasca como consecuencia de ese descuelgue, con temperaturas que llegaron a estar por debajo de -15 ºC. Ese aire frío quedó estancado unos días en nuestro país y, cuando llegó Filomena, originó una nevada histórica por la cantidad de nieve acumulada en el centro y este de la Península".
También tenemos antecedentes de un vórtice polar debilitado por un calentamiento súbito estratosférico en febrero de 2018, cuando las nevadas (aunque menos intensas que las de Filomena) colapsaron Madrid y otras ciudades.
La Niña es un fenómeno que se caracteriza por temperaturas oceánicas inusualmente frías en el Pacífico ecuatorial, en su parte oriental y central. Es lo contrario al evento de El Niño, que es el calentamiento anómalo de las aguas del Pacífico.
"Influye en el clima de muchas zonas de nuestro planeta: cuando tiene lugar La Niña se produce un descenso momentáneo de la temperatura media global, y su ocurrencia está relacionada con sequías en el suroeste de Norteamérica, este de África e incluso puede influir también en una mayor presencia de situaciones de bloqueo anticiclónico, que contribuyen a las sequías, en Europa occidental", informa el portavoz de la Aemet.
Este año tendremos el tercer invierno consecutivo con ‘La Niña’, en lo que se está llamando un “triple episodio de La Niña”, algo extremadamente inusual. El evento persistirá “con un 91 % de probabilidad en septiembre-noviembre, disminuyendo a un 54 % de probabilidad en enero-marzo 2023”, según el pronóstico de la NOAA.
Históricamente, un invierno de La Niña tiene alrededor de un 60-75 % de posibilidades de producir un evento de calentamiento estratosférico "y, por lo tanto, una ondulación o incluso rotura del vórtice polar, lo que permite la salida de aire polar muy frío hacia latitudes medias", según Del Campo.
"No podemos saber si se producirá un calentamiento súbito estratosférico, aunque con el fenómeno de La Niña en marcha la probabilidad es mayor; por otro lado, el hecho de que se produzca ese calentamiento súbito estratosférico no implica siempre que sus efectos se vayan a notar en nuestras latitudes", aclara.
"En cualquier caso, no tenemos que olvidar que el fenómeno de Filomena fue absolutamente extraordinario, y en ese sentido, un temporal de nieve como aquel es siempre muy poco probable. Puede haber, como ha habido otros inviernos, descuelgues de aire frío polar o ártico que den lugar a olas de frío, e incluso nevadas en cotas bajas, pero eso no implica que vaya a haber otra Filomena", concluye el experto de la Aemet.