Hay un peligro invisible en el verano que causa incendios que pueden llegar a arrasar miles de hectáreas. ¿Qué son los 'rayos dormidos' o latentes y por qué son tan devastadores?
Se cree que algunos de los peores incendios registrados en los últimos años en España han sido causados por los llamados ‘rayos dormidos’, que arden en la sombra durante un tiempo hasta que se descontrolan por completo.
En condiciones de calor, ambiente seco y suficiente viento, el incendio ocasionado por estos rayos latentes puede arrasar miles de hectáreas de masa forestal en cuestión de pocas horas.
Se denomina así al rayo que cae sobre un árbol sin hacer que prenda inmediatamente (generalmente, en condiciones de mucha humedad). En cambio, el rayo se transmite por el interior de su tronco hasta las raíces, donde la falta de oxígeno provoca que la combustión sea muy lenta.
El árbol puede permanecer entre 24 y 48 horas en este estado sin que nadie se dé cuenta, ya que tan solo se puede detectar mediante cámaras térmicas de infrarrojos, según explica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Finalmente, el fuego del interior del árbol puede salir al exterior y originar un incendio de manera muy rápida, sobre todo si las condiciones meteorológicas han cambiado, y hay poca humedad.
Este verano ha batido un récord con el mayor número de incendios forestales registrados en España, que superan los 7.800. De ellos, 51 han sido grandes incendios (una cifra muy superior a la media de los últimos diez años), y han ardido más de 247.000 hectáreas de bosque.
La mayoría de los incendios se han producido en Galicia, seguido por Castilla León y Andalucía.
Las causas son diversas. Por un lado, muchos de los incendios han sido provocados, pero la extensión y duración del fuego depende en gran medida de las condiciones meteorológicas y el estado de los bosques. La despoblación y el abandono de la España rural, una deficiente gestión forestal y el cambio climático crean bosques más inflamables.
Los incendios “invisibles” que empiezan con rayos latentes se producen como consecuencia de las tormentas secas que se producen en verano, con mucho aparato eléctrico y poca precipitación.