El 6 de febrero de 2020, la estación Esperanza, en la Península Antártica, alcanzó los 18,3 ºC. Aquel día las temperaturas tocaron techo durante una preocupante ola de calor, que ha sido analizada en una nueva investigación, y la conclusión es clara: el cambio climático es capaz de amplificar estos eventos extremos en el continente antártico.
El artículo publicado en la revista "Communications Earth and Environment", revista del grupo "Nature", ha sido llevado a cabo por científicos del Grupo Antártico de la Agencia Estatal de Meteorología, la Universidad de Barcelona, el Instituto de Geociencias del CSIC y la Universidad de Lisboa.
El análisis concluye que la probabilidad de experimentar una ola de calor similar a la de comienzo de febrero de 2020 ha aumentado diez veces desde 1950-1984 como resultado, en gran medida, del cambio climático, señala la Aemet en un comunicado.
Los cambios en la circulación atmosférica experimentados recientemente en la zona no son capaces de explicar el aumento en la temperatura durante este evento y es por ello que el estudio concluye atribuyendo responsabilidades del mismo a factores antropogénicos, es decir, al cambio climático.
La ola de calor registrada entre el 6 y el 11 de febrero de 2020 fue una de las más intensas registradas; se presentó con anomalías de la temperatura media de +4,5 ºC y dejó un récord de temperatura en la península, el 6 de febrero de 2020, con un registro de 18,3 °C en la base Esperanza.
Y las anomalías de temperatura extremadamente alta no se restringieron solo a la Península Antártica. La estación Casey, en la Antártida oriental, también superó su temperatura máxima récord a finales de enero, lo cual produjo un derretimiento extenso del hielo superficial en la plataforma de hielo.
La ola de calor más reciente se produjo en marzo de 2022, hace tan solo unos meses. La estación de investigación Concordia en la Antártida oriental, ubicada en una meseta a 3,200 metros sobre el nivel del mar (hasta ahora la base de investigación más remota de la Tierra), registró una temperatura de 70 grados Fahrenheit (unos 21 grados Celsius), un valor que está 40 ºC por encima de la media de temperatura para esa época del año. En la base concordia las temperaturas pueden descender a -80 °C en invierno, y la temperatura media anual es de -50 °C.