Beatriz Belinchón tiene una hija con altas capacidades: "Pasé de no saber lo que era a hacerme experta"
‘Hijos con altas capacidades’ es una guía escrita por tres expertos sobre el tema, entre ellos una madre con una hija con altas capacidades
Abordar las altas capacidades desde una visión humanista permite tener mucho más en cuenta las emociones
Las altas capacidades no tienen porqué ser complejas si se detectan y se trabaja día a día con los niños en los entornos escolares y en casa
Si ya la crianza presenta numerosos retos y dificultades, lo es más cuando se trata de niños con altas capacidades. Esto se debe, sobre todo, al desconocimiento y a la falta de información y mitos que suelen circular en torno a este tema. ¿Cómo deberíamos interactuar los adultos con niños de altas capacidades? ¿Qué necesidades tienen en casa y en la escuela? ¿Cómo se gestionan mejor sus emociones? Desde una perspectiva humanista, se ha escrito un nuevo libro al respecto, lo escriben tres adultos que están directamente relacionados con las altas capacidades, no solo porque las han vivido en sus carnes sino también porque tienen hijos con ellas.
‘Hijos con altas capacidades’ (editorial RBA) habla sobre la importancia de acompañar a los hijos con altas capacidades, ofreciendo a los padres y educadores aquello que necesitan saber para poner en contexto lo que supone la alta capacidad intelectual y cómo conectar emocionalmente con los hijos. Esta guía, escrita por Beatriz Belinchón, abogada especialista en Derecho Internacional, creadora del blog del mismo nombre, una mamá que cuenta la experiencia de su hija; Mario Belda, ingeniero informático y psicólogo; y Maider Belda, psicopedagoga, de profesión y de vocación, nos acerca a las altas capacidades desde una visión humanista, centrándonos también en las emociones como el motor, haciendo lo difícil y complejo, algo más sencillo.
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Criar con altas capacidades
Pero, empezamos por el principio: ¿qué es una persona con altas capacidades? Las personas con alta capacidad intelectual son aquellas que muestran una destacada aptitud natural sin entrenamiento que en función del desarrollo sistemático (a través del esfuerzo, la determinación, la voluntad, la persistencia) y epigenético (mediante un entorno propicio y estimulante) puede favorecer el desarrollo de talentos, competencias o logros con una mayor facilidad que sus padres biológicos, expuestos al mismo tiempo de aprendizaje y ante las mismas oportunidades, en al menos un 10%. Esta es la teoría, pero ¿cómo es criar a un hijo o hija con altas capacidades?
“Creo que muchas familias se sentirán acompañadas si leen que la crianza de hijos con altas capacidades es intensa desde que nacen. Muchas familias sabemos que nuestros hijos son diferentes, ya sea por su alta demanda desde bebés, la complejidad en la que perciben la vida, su alta sensibilidad, la necesidad constante de búsqueda de respuestas junto con un desarrollo precoz respecto de otros niños en el juego ó en el lenguaje.., todo ello hace que como familias estemos en un continuo aprendizaje. Lo prioritario como familia es tratar de que sus necesidades educativas estén lo más cubiertas posible, entendiendo que todavía el sistema educativo no tiene la capacidad de adaptarse a los alumnos neurodivergentes, y a su vez buscar un equilibrio en el desarrollo de su competencias socioemocionales que para mí son igual o más importantes que las educativas”, expresa a la web de Informativos Telecinco, Beatriz Belinchón, mamá de una niña con altas capacidades y autora de la guía mencionada anteriormente.
Como madre pasé de no saber lo que eran las altas capacidades a hacerme experta universitaria especializada en AACC y desarrollo del talento
En su caso, tal y como explica, tuvieron la suerte de que fue el centro escolar quien pudo observar ya en la etapa de infantil, aproximadamente con 3 años, que había indicios que le hacían pensar tanto a la tutora como al equipo de orientación, que podría tener altas capacidades intelectuales, y ahí comenzó su primera evaluación que lo confirmó. Ella ha compartido, tanto en su blog como en sus redes sociales, todo este aprendizaje continuo, que supone un desafío en cada nueva etapa. “Como madre pasé de no saber lo que eran las altas capacidades a hacerme experta universitaria especializada en AACC y desarrollo del talento, finalizando el Grado de Psicología… En definitiva, aprendimos a leer sus necesidades de una forma prioritaria”.
El desconocimiento y el miedo son algunas de las dificultades con las que se encuentran las familias con hijos de altas capacidades. Tal y como expresan, a nivel social es donde hay más complejidad porque deben encontrar contextos donde los niños se sientan a gusto. En la Fundación Jasón del País Vasco, donde ella trabaja, se dedican precisamente a acompañar las altas capacidades, y es aquí, donde observaron que en el momento en el que encuentran a alguien con el que pueden tener complicidad en el juego, conversaciones sobre intereses comunes, compartir situaciones similares, o abordar retos, se sienten más acompañados y plenos.
“No estamos normalmente ante niños que tengan problemas respecto de las habilidades sociales, (tienen además una alta capacidad empática) sino que es más bien la necesidad de proveer contextos en los que poder compartir esos intereses de una manera natural”, añade.
Los principales errores y mitos a la hora de criar con altas capacidades
Como dicen los expertos, es normal cometer errores a la hora de criar, por lo tanto, también sucede con las altas capacidades donde los padres se enfrentan a retos distintos. Sin duda, hay algunos que son más vistosos que otros. Para Beatriz Belinchón tienen mucho que ver con la inteligencia emocional. “No ha sido una prioridad en la crianza, por ello, validamos cómo se sienten y tratamos de darles el abrazo que ahora puedan estar necesitando. Si bien, lo más frecuente es que las familias tengan una falta de herramientas para trabajar y acompañar emocionalmente la tolerancia a la frustración, cómo, cuándo y de qué manera poner límites a nuestros hijos sin miedo a la culpa, mejorar la comunicación con sus hijos adolescentes y la validación emocional sin juicio”.
También existen numerosos mitos sobre las altas capacidades, algunos hacen mucho más daño que otros. Sobre todo los que vinculan las altas capacidades con un alto rendimiento académico. En este sentido, son frecuentes frases como “yo creo que no tiene altas capacidades”, pero, nada más lejos de la realidad, no corresponden lo que son las altas capacidades, y, por eso, en España solo se identifican un 0,5% de alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (ACNEAE). Si no se adapta el nivel de aprendizaje a su profundidad/velocidad (optimal match) desde la infancia, es muy posible que el alumno muestre aburrimiento o desmotivación.
“Para ser honesta también, como familia sigo teniendo que trabajar mis propios mitos que todavía tenemos muy interiorizados (ante despistes reiterados, al no escuchar cuando están absortos en lo que les interesa o negociar desde que se despiertan)”, subraya Beatriz Belinchón.
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