Una vez finalizada la jornada escolar comienza una nueva etapa en el día de los estudiantes. Es importante que tengan tiempo para hacer los deberes y estudiar, pero también para jugar y disfrutar de su tiempo libre, tanto solos como en familia, pero tampoco conviene perder de vista la oportunidad de que sigan aprendiendo y formándose gracias a actividades extraescolares, que pueden aportarles herramientas que van más allá de lo académico.
Las actividades extraescolares son una estupenda manera de llenar las tardes de los más pequeños, pero también de ayudarles a conocer gente nueva y descubrir nuevas inquietudes. Eso sí, no conviene emplearlas como manera de cubrir la jornada laboral de los padres, pues es importante que las actividades escogidas sean interesantes para ellos y no solo que nos cuadren en horarios. Gracias a eso pueden ayudar a mejorar el rendimiento académico de los niños.
Son varios los estudios que han analizado a lo largo del tiempo el impacto que tienen las actividades extraescolares en el rendimiento de quienes las realizan y el resultado es positivo: realizar algún tipo de actividad extraescolar mejora el rendimiento, siempre y cuando sea sin abusar.
Llenar el tiempo del pequeño con actividades que no le motivan, que le disgustan o que no le aportan nada solo para que tenga algo que hacer, no es demasiado efectivo. Sin embargo, si se hace de la manera adecuada, se pueden mejorar sus resultados escolares, conseguir una mayor predisposición al aprendizaje, mejorar sus expectativas formativas y también sus habilidades sociales.
En general, es buena idea compaginar actividades académicas con otras deportivas, porque se ha demostrado que los alumnos que realizan ambas obtienen mejores resultados que los que solo llevan a cabo una de ellas.
Muchos son los aspectos que conviene tener en cuenta a la hora de encontrar la o las actividades a las que apuntar a nuestros hijos y todas son importantes. Existe una parte que es económica, al fin y al cabo no todas las familias pueden permitirse las mismas cosas, pero también hay otra que es importante y es la motivación y los gustos del niño o niña.
Es importante que sean ellos los que escojan qué actividad extraescolar quieren hacer, siempre con la ayuda y orientación de los padres o tutores. La motivación es clave y obligar a un niño a apuntarse a una actividad porque el horario es más favorable a nuestros planes puede no ser la mejor idea. El carácter del niño es también algo a tener en cuenta, las actividades extraescolares pueden ayudarle a superar retos y también a encontrar su zona de confort.
Estas actividades pueden generar cansancio y estrés en los pequeños, por eso es esencial que sean actividades que les mantengan motivados, pero también hay que tener presente que necesitan tiempo libre, tal y como señalábamos al principio, para descansar, para jugar a lo que ellos quieran, para pasar tiempo de calidad con sus padres y para hacer los deberes y estudiar las tareas del colegio.