La alimentación es uno de los pilares fundamentales para mejorar nuestra salud y en el caso de los niños esto es todavía más importante, porque están en edad de crecer y desarrollarse. Esto hace que los comedores escolares tengan la obligación de proporcionarles todos los nutrientes que necesitan en la comida que hacen allí, algo preocupa notablemente a todos los implicados, desde los padres hasta el centro.
Si bien es cierto que no siempre se cumple con estos requisitos, la intención es que así sea y que desde los comedores escolares se vele por la salud de los más pequeños, que comen en el centro de manera habitual. El menú escolar debería garantizar calidad y seguridad alimentaria, pero también una dieta equilibrada y acorde con lo que se necesita para cada edad.
Cada comunidad autónoma es la encargada de determinar quién gestiona este servicio, qué características debe cumplir y cómo se ofrece, tal y como informan en Consumer, aunque cada vez es más frecuente que las familias alcen la voz y soliciten mejoras para los más pequeños, porque los menús todavía incluyen muchos alimentos que no son tan saludables como podrían o con preparaciones que no son las más healthies. Por ejemplo, suele haber fritos, rebozados o frutas en almíbar.
“En las licitaciones la oferta económica sigue siendo de forma mayoritaria un criterio básico para lograr las adjudicaciones”, explicaba en su momento para el citado medio Olga Leralta Piñán, vocal de Andalucía en CEAPA. Esto hace que en muchas ocasiones sean los criterios económicos los que marquen el diseño del menú y no tanto los nutricionales, como se espera de quienes deciden los menús escolares.
En los centros públicos, la legislación establece que la asignación de los comedores será por licitación y en los concursos públicos se valoran estos criterios, tan necesarios, pero también otros económicos, como el precio final que tendrá el cubierto.
Así, como ya hemos señalado, es cada comunidad autónoma la que decide quién lleva la gestión de los comedores escolares (salvo en las ciudades de Ceuta y Melilla, que dependen del Ministerio de Educación), así como qué características se espera que cumplan para poder contar con sus servicios.
En general, se considera que falta unanimidad a la hora de decidir cómo tiene que ser el menú escolar, aunque sí parece haberla a la hora de señalar las faltas más habituales. Suelen tener un exceso de carbohidratos, carnes rojas y precocinados (como croquetas o patatas fritas congeladas), pero también una carencia en cuanto a verduras, frutas o pescado, entre otras cosas.
El menú de mediodía, que es el que se consume en las escuelas, debería proporcionar el 35% de las calorías del día, pero también hacerlo de una manera saludable y equilibrada, apostando por menús variados y que proporcionen a los pequeños las herramientas que necesitan para tener toda la energía que desgastan a lo largo del día, así como los nutrientes que necesitan para crecer sanos y fuertes.