El curso que viene comenzará con la prohibición de los teléfonos móviles en las escuelas de Cataluña. Además, otros territorios como la Comunidad Valenciana, Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia o Galicia ya aplican restricciones similares para evitar distracciones. En los institutos catalanes, por ejemplo, solo se podrá usar el móvil en casos muy concretos y cuando sirva de apoyo educativo.
Estas medidas, que han generado controversia, se aplican tras ver un aumento significativo del uso de estos dispositivos, que hasta cierto punto pueden afectar al rendimiento académico. En esta línea, un estudio publicado por Save the Children confirma el pronóstico: el 65% de los jóvenes entre 14 y 17 años pasan más de dos horas al día conectados a Internet y el 16% sobrepasa las cuatro horas de conexión.
Preguntados por todo lo que dejan de hacer por mirar las pantallas, un 27% de los adolescentes afirma leer menos por estar conectado, y un 31% dedica menos tiempo al estudio como consecuencia del exceso de conexión. Además, un 18% confirma que dormiría más si no pasara tanto tiempo en Internet.
Un tercio de los menores comenzaron a usar Internet antes de los 10 años y, según el estudio, esto se podría deber en parte a la situación en el hogar, donde los dispositivos suplen muchas veces la falta de conciliación de los padres.
Las redes sociales, por ejemplo, cuentan con algunas estrategias de diseño que hacen que nos mantengamos conectados. Hace unos meses, la UE planteó prohibir el ‘scroll infinito’, el mecanismo que hace que después de un vídeo de TikTok se reproduzca otro y así sucesivamente. Algunos jóvenes afirman que pierden la noción del tiempo cuando están conectados a estas redes sociales.
Por eso, hace falta mucha fuerza de voluntad y normas claras para poner coto al tiempo que los adolescentes pasan en la red. La Plataforma para la Educación Mediática del ‘Consell de l’Audiovisual de Catalunya’ recomienda pactar límites horarios y de desconexión. Existen aplicaciones, como ‘Tiempo de Uso’, que permiten también ser conscientes de cuántas horas pasan conectados al teléfono.
Es muy importante predicar con el ejemplo y que todo el núcleo familiar cumpla con las mismas obligaciones de uso del teléfono móvil, siempre que sea posible. En algunos hogares se desconecta el Wifi a partir de una hora de la tarde, ya que algunos expertos inciden en que usar el móvil antes de ir a la cama puede afectar a la calidad del descanso.
Para acompañar a los menores, es recomendable usar controles parentales y supervisar el uso que hacen, ya que existen muchos contenidos no aptos para su edad. Para complementar esta supervisión, los adultos deberían crear también un espacio de diálogo y de confianza para que puedan consultar siempre que tengan dudas sobre el uso de los dispositivos.
A fin de cuentas, es imprescindible educar a los menores en el uso responsable de estos dispositivos, que cuentan con muchos beneficios. Por ejemplo, Internet es un gran proveedor de información, entretenimiento, formación y una fuente de creatividad y que favorece las relaciones sociales. Pero todo ello conlleva también sus riesgos: la falta de privacidad, la huella digital o los contenidos no adecuados son algunos aspectos a tener en cuenta.