Vacaciones de verano en España: diferencias con otros países europeos

El verano es uno de los periodos más felices para los estudiantes. No tanto para sus padres, pues en esta época el equilibrio entre trabajo y familia se vuelve más difícil. Casi todas las familias con hijos en edad escolar tienen que hacer sacrificios laborales y personales para conciliar adecuadamente y acompañar a sus niños y niñas cuando los colegios están cerrados, lo que no siempre es sencillo.

En España no somos ajenos al debate sobre el calendario educativo y lo reavivamos con cierta frecuencia. Siempre hemos tenido fama de ser uno de los países europeos con las vacaciones de verano más largas, aunque a la vista de los datos, el panorama ha cambiado. En el choque dialéctico están quienes piensan que los escolares tienen demasiadas vacaciones y ese parón tan prolongado impacta en su rendimiento (ya hay estudios cuyas conclusiones apuntan en esa línea). Del lado contrario, tenemos a quienes justifican el parón del que disfrutarán los niños y adolescentes, con el argumento de que tienen que descansar lo suficiente.

Pero ¿cómo son nuestras vacaciones en comparación con las de países de nuestro entorno?

Así se diferencian las vacaciones de verano españolas de las de otros países

Conviene aclarar un malentendido histórico. Es cierto que España es uno de los países europeos con un periodo de vacaciones escolares más largo, y hasta hace unos años encabezábamos el ranking, pero hace tiempo que dejamos de ser protagonistas. El primer puesto se lo lleva Bulgaria, con cuatro meses completos, en torno a 16 semanas libres.

Si tomamos como referencia el índice de Eurydice, la red europea sobre las políticas educativas en Europa, la distribución de las vacaciones y el calendario lectivo son distintos según el país en el que nos encontremos. Los hay con un verano de placer relativamente corto, como Inglaterra, Gales, Dinamarca, Países bajos o Alemania, donde los estudiantes apenas tienen tres semanas para abrazar el imperativo de estas fechas: procastinar y disfrutar sin pensar en ‘la vuelta al cole’. Tampoco debemos llevarnos a engaño, porque en estos territorios los niños cuentan con más periodos de holganza repartidos a lo largo del curso escolar. Por ese motivo, su verano ‘apretado’ se compensa durante el resto del año. Un ejemplo es Francia, con 56 días de vacaciones de verano, y otras 8 semanas de vacaciones repartidas entre en otoño, Navidad, invierno y primavera.

En Irlanda del Norte, Noruega, Escocia, Francia, Suiza, República Checa o Eslovaquia, por ejemplo, el verano sin clases ya tiene algo más de peso en el calendario escolar, y los niños tienen entre 8 y 10 semanas para holgazanear sin culpa. Más de dos meses.

En Islandia, Suecia, Finlandia, Polonia, Hungría, Eslovenia o Grecia las vacaciones duran entre 10 y 11 semanas, a solo dos de diferencia de países como Irlanda, Estonia, Portugal o Italia, donde nuestros niños disfrutan de entre 12 y 13 semanas de libertad.

Nos diferenciamos también en los comienzos y finales de curso. Las vacaciones escolares españolas suelen empezar en torno al 20 de junio, cinco días arriba o abajo, y se prolongan hasta principios-mediados de septiembre, en torno al día 11.

República Checa, Irlanda, Suiza, Francia, Países bajos, Letonia o Gran Bretaña esperan siempre hasta bien entrado julio para cerrar el curso, en algunos casos esta agonía de los estudiantes se puede prolongar incluso hasta mediados de mes. Otros países apuran el inicio de las clases hasta finales de mes. En Malta no suelen comenzar antes del 25 de septiembre.

Los estudiantes más acostumbrados a mezclar verano y colegio son los de Finlandia. Empiezan el 9 de agosto. Les siguen los de Países Bajos, Suecia o Noruega, con el comienzo de las clases en torno al 20 de agosto.