¿Puedo cambiar a mi hijo de colegio a mitad de curso?

Lo más habitual es hacer los cambios de centro escolar coincidiendo con el principio de curso. No solo resulta más sencillo, también es un cambio que el niño o niña entiende mejor y al que será más sencillo que se adapte, comenzando las clases a la vez que todos sus compañeros y no teniendo que adaptarse a las nuevas dinámicas una vez que ya llevan tiempo formadas. 

Sin embargo, esto no es algo que siempre podamos controlar, en ocasiones no nos queda más remedio que cambiarle de colegio y lo cierto es que esto no siempre es posible, aunque hay algunos casos en los que sí se acepta ese cambio de centro a mitad de curso. Si no se trata de uno de esos supuestos, no quedará más remedio que esperar a que finalice el curso en el centro actual y esperar a septiembre para que comience el nuevo curso con todos. 

Cambiar de colegio a mitad de curso, ¿es posible?

Hay algunas situaciones en las que no está contemplado el cambio de centro, por ejemplo no suele ser habitual que nos lo permitan si es por un capricho o por una decisión arbitraria. Escoger un centro porque nos gusta más que otro, porque el profesor de nuestro hijo no nos cae especialmente bien (si tenemos quejas tendremos que hablar con el centro y el procedimiento será diferente) o porque nos apetece que el colegio quede más cerca del trabajo o de casa. 

En esos casos no es que no sea posible, es que el cambio tendría que ser al finalizar el curso y ya empezar el nuevo en el centro seleccionado. 

Como decimos, hay algunos casos en los que sí que existe la posibilidad de que el niño cambie a mitad de curso, como si se ha producido una mudanza, tanto un cambio de ciudad como un cambio de residencia de una zona a otra diferente, también es posible cambiar de centro si el actual no se adapta a las necesidades del niño (por ejemplo de movilidad o de aprendizaje), también en caso de que el menor esté sufriendo bullying. 

En todos estos casos, será necesario justificar el cambio de centro, no solo sirve la palabra de los padres, en algunos casos incluso habrá que presentar un informe y, en caso de que se trate de un caso de bullying, también una inspección. En caso de mudanza, con presentar el certificado de empadronamiento en la nueva dirección podría ser suficiente. 

Decimos podría, porque la búsqueda del nuevo centro dependerá de los tutores legales del alumno, que no solo tendrán que encontrar uno que se adapte a sus necesidades, también tendrán que quedar plazas disponibles y una vez confirmada la plaza (que en ocasiones depende de la delegación si ningún centro tenía espacio), será el colegio el que se encargue registrar al niño.

Entre colegios se pondrán en contacto para que el historial que tenía el pequeño en el otro centro pueda ser conocido y ampliado por el nuevo.